Fuente: La Capital – La delegación local de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC) indicó que en la provincia hay retraso en el pago de los certificados básicos, lo cual ralentiza las obras públicas
La inflación y la sequía impactaron en la construcción, uno de los sectores más dinámicos en la pos pandemia.
La inflación y el impacto de la sequía sobre la recaudación impactan en la construcción, sobre todo en el sector dedicado a la obra pública. Afectadas por las demoras en los ajustes de precios, el ritmo de trabajo se ralentiza y se enciende el alerta en una actividad que fue uno de los motores de la recuperación en el período de pos pandemia.
“Desde el último trimestre del año pasado venimos viendo un panorama negativo para la marcha de la obra pública”, señaló Rubén Llenas, gerente de la delegación Rosario de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC). La escalada inflacionaria del año pasado fue la primera causa de esta desaceleración ya que “las leyes que tienen que ver con los sistemas de redeterminación funcionan para una economía que no tenga más de un 30% de inflación anual”.
Con un índice de precios que sube por encima de 100%, explicó que se profundiza el desfase entre el pago y la velocidad de suba de los costos es importante, aun cuando Estados paguen en término. Algo, esto último, que además se está complicando en el último tiempo por la menor recaudación.
“Las redeterminaciones de precios se cobran con una demora de 4, 5 ó 6 meses, pero ahora también estamos preocupados porque se está demorando el pago de los certificados básicos”, señaló Llenas en declaraciones al programa radial “La Banda Cambiaria”.
Así, lo que venía siendo un problema financiero comenzó a impactar en el capital de trabajo. “Mientras se fueran pagando a término los certificados básicos, la situación era preocupante pero las obras continuaban, pero al demorarse el pago se agrava la situación”, indicó.
De esta forma, el ritmo de obras comenzó a ralentizarse, cuando no a frenarse directamente, en algunos casos extremos. “El diálogo y la comunicación tanto a nivel provincial como nacional es permanente y bueno, también sabemos que la realidad es compleja porque al problema de la inflación se suma al de la sequía que impacta en la recaudación de impuestos y la coparticipación”, dijo.
Menor ritmo
Si bien la obra pública tiene el agravante del desfase entre la inflación y el ritmo de ajuste de los pagos, la actividad general siente el efecto de la complicación macroeconómica. “La situación lleva a bajar los ritmos de obra, las empresas hacen todo el esfuerzo para mantener el personal pero el cuadro es complejo”, señaló el gerente de la CAC Rosario, que además lamentó que este sacudón encuentra al sector “en un momento de plena actividad, de récord de consumo de cemento, con 450 mil obreros formales ocupados en todo el país, que es casi la misma cantidad del récord de 2014”. En Santa Fe, hay 39 mil empleados en la construcción.
“Durante 25 meses consecutivos, tanto la industria manufacturera como la construcción tuvieron incrementos de actividad muy importantes, pero esto empezó a cortarse en el último trimestre del año pasado y en estos seis meses ese colchón fue terminándose”, dijo Llenas, quien subrayó que se trabaja con mesas de seguimiento nacional y provincial “poniendo todo para que esto se solucione”.