Fuente: La Nación ~ En 1974, Juan Domingo Perón habría ordenado suspender la construcción de 21 pisos porque ponía en peligro su seguridad.
En diciembre de 1973, tras ser electo presidente de la Argentina, Juan Domingo Perón se mudó a la Quinta de Olivos. La leyenda popular cuenta que a los pocos meses recibió una foto de sí mismo con el remitente “Montoneros” que habría sido tomada desde la terraza de un edificio de 21 pisos ubicado en la avenida Maipú 2272, en diagonal a la residencia presidencial.
Según las versiones de la época, que nunca fueron comprobadas, fue José López Rega, secretario personal de Perón y ministro de Bienestar Social, quien determinó que la foto representaba una amenaza de atentado y que la altura de la edificación ponía en peligro la seguridad del presidente, por lo que ordenó suspender la obra de inmediato. En enero de 1975, la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires sancionó la ley 8360 en la que declaró al edificio, inscripto a nombre de un privado —Alfredo Alberto Sandionisi—, como un bien de utilidad pública sujeto a expropiación. A partir de ese momento, los vecinos han escuchado diversos rumores: desde que el edificio era parte de un plan para llevar a cabo un atentado hasta que simplemente los constructores se quedaron sin dinero. Pero lo cierto es que desde entonces el edificio quedó a medio hacer, congelado en ese punto histórico durante casi 50 años.
“Perón se mudó a la Quinta en diciembre de 1973 y se murió en julio de 1974; y entre esos meses, López Rega, que también vivía ahí, mostró una foto que supuestamente le sacaron a Perón desde el edificio en cuestión cuando se estaba afeitando. Es raro porque está bastante lejos, hay casi cuatro cuadras entre el edificio y el baño de la Quinta, pero con esa excusa hizo frenar la construcción”, contó Cristina Mirabelli, historiadora que escribió La residencia presidencial, El barrio de Olivos y La Lucila y 100 años de Munro, entre otros libros sobre la historia de Vicente López.
“La empresa constructora le hizo un juicio al municipio, por lo que los vecinos estuvimos pagando mucha plata de ABL para pagar ese costo. Y quedó así, sin terminar, desde entonces. Hubo dos demoliciones en las que fueron tirando abajo pisos, y mientras tanto el lugar era un peligro. Las paredes no tenían revoque, los subsuelos se inundaban: era un aguantadero”, agregó.
Según pudo reconstruir LA NACION, el edificio iba a ser uno de viviendas para los trabajadores de la Quinta, quienes las compraron a una cooperativa, pero con el freno de su construcción terminó siendo un lugar peligroso con riesgo de ser ocupado. Además, el testimonio de los vecinos y el de una de las empresas que trabajó en el edificio indica que existieron dos demoliciones, en 2003 y en 2008, que dejaron al edificio con los seis pisos que tuvo hasta hace pocos días.
A pesar de estar ubicado en un punto estratégico de la zona —se encuentra sobre la avenida Maipú a 30 cuadras de la ciudad de Buenos Aires y linda con dos estaciones de tren, Bartolomé Mitre, de la línea Mitre, y Maipú, del Tren de la Costa— está abandonado desde hace 49 años.
Guillermo López Coto, miembro del Centro de Investigación Histórica de Vicente López, dijo: “La historia cuenta que le sacaron la foto a Perón y entonces López Rega mandó a frenar la construcción del edificio, sacar el aligustre y tapiar la Quinta. Hasta hace pocos años se estuvo luchando con las indemnizaciones porque se les devolvió la plata a todos. En su momento quedó en manos de Nación y hace unos años se lo cedieron al municipio de Vicente López. Primero iba a funcionar algo escolar, pero después Jorge Macri hizo un proyecto para mudar la municipalidad allí que finalmente, por intereses de los comerciantes de la zona, no se hizo y quedó abandonado”.
Según consta en la página web del municipio, en octubre de 2017 el entonces intendente Jorge Macri presentó un proyecto para hacer un nuevo edificio municipal y mudar allí a una buena parte de los empleados que hoy se encuentran en la histórica sede municipal ubicada en la avenida Maipú 2609. Según había anunciado, iba a tener ocho pisos e iba a demorar aproximadamente 20 meses. Sin embargo, para junio de 2019 el edificio seguía igual.
Hoy, luego de cuatro décadas en pausa y un traspaso del Estado Nacional a la provincia de Buenos Aires y finalmente al municipio de Vicente López, el edificio está en movimiento otra vez. Si bien el partido todavía no anunció públicamente la realización del proyecto, en el lugar de la obra ya se publicita el nuevo centro de monitoreo en las lonas que recubren la estructura.
Fuentes del municipio que desde 2021 encabeza interinamente Soledad Martínez, confirmaron a LA NACION que antes de fin de año el edificio se convertirá en un centro de monitoreo de dos pisos y un subsuelo con cocheras.Según detallaron, la estructura se encontraba muy dañada, por lo que no se podía hacer un “súper edificio”.
“Además, se van a mejorar los alrededores del edificio. Queremos que esa cuadra deje de ser la del edificio del terror y tenga vida”, dijeron.
Las cerca de 2000 cámaras y otros equipos que actualmente se encuentran en una dependencia municipal ubicada en Acasusso 3780 se trasladarán a esta nueva locación, así como los empleados que hoy trabajan allí. Entre otros motivos, dijeron que el edificio estuvo tanto tiempo inutilizado porque querían asegurarse de que el edificio fuera de utilidad para los vecinos de Vicente López, lo que este proyecto lograría cumplir.