Fuente: BAE ~ Cerrando un año que registra el menor nivel de operaciones de la última década, los empresarios confían en el repunte del sector. Piden que se derogue o se modifique la Ley de Alquileres.
El sector inmobiliario cierra un año complejo, con el nivel de ventas más bajo de los últimos diez años. No obstante, los empresarios del sector comienzan a ver en 2022 una luz al final del túnel.
«Tenemos claro que será un buen año, vemos un contexto propicio para la recuperación de las ventas y el retorno de la inversión», explica Leonardo Rodriguez Nader, CEO y cofundador de CMVN Comunidad de Inversión, y señala que será necesario algo de tranquilidad en las variables macro para que los inversores se animen a seguir apostando por el país.
«Es un buen momento: la historia ha demostrado que luego de grandes crisis internacionales viene un período prolongado de crecimiento«, dice esperanzado y vaticina que las grandes ciudades como Buenos Aires se reordenará y serán un gran foco de inversión por la infraestructura y los servicios que ofrecen. «El turismo internacional será un gran reactivador que pondrá a prueba una capacidad instalada insuficiente con muy poca inversión en las últimas décadas», destaca.
Por su parte, Ari Milsztejn, CEO de G70 Desarrollos, espera que el 2022 sea «un poco más claro, para poder proyectar por lo menos todo el año; la construcción va a seguir porque sigue siendo el único refugio de valor a largo plazo«.
«Nosotros estamos ya 100% desdolarizados», agrega Hernán Nucifora, CEO de Global Investments. «Calculamos que el valor del metro cuadrado en obras nuevas acompañará al tipo de cambio y a la inflación de la Cámara de la Construcción. Estamos con la expectativa de lanzar nuevos proyectos y que empiece a haber una normalidad en el mercado y mayor demanda».
Ley de Alquileres
Los referentes consultados sostienen que es necesario que haya algunos cambios. Rodriguez Nader afirma que «es imperiosa la derogación de la ley de alquileres y/o su modificación hacia un modelo que funcione para todas las partes. Actualmente no le sirve ni a propietarios ni a inquilinos y solo ha generado una suba de precios desmedida e innecesaria».
Por otro lado, agrega, «es fundamental trabajar en una nueva ley de promoción privada para el acceso a la vivienda. Un país con un déficit habitacional tan alto (1,5 millón de viviendas) tiene la obligación de juntar a todas las partes para encontrar las mejores soluciones a una problemática que no para de incrementarse. Es mucho el trabajo por hacer y para eso deben interactuar Gobierno, sindicatos y empresarios en un plan sostenible».
Milsztejn, en tanto, opina que las acciones necesarias son las mismas que en años anteriores: «Reglas claras, beneficios impositivos y fiscales para el que construye y para el comprador que motoriza, servicios básicos acordes al crecimiento urbano, entre otras», dice.
En la misma línea, Nucifora afirma que sus «las expectativas del 2022 son construir entre todos un mercado más sano, más competitivo, con mejor financiamiento y acceso a la vivienda. Ver de qué manera una persona de clase media, media baja y media alta puede acceder a su vivienda. El déficit de millón y medio de viviendas sigue existiendo en Argentina y creemos que un plan accesible de cuotas en pesos, a un plazo superior al transcurso de la obra, por ejemplo 120 meses, va a dinamizar mucho el mercado».
«El 2021 será un año para recordar, uno de los más complejos y desafiantes para el sector», sostiene Rodriguez Nader. «Convivimos con una inflación superior al 50% que nos obliga permanentemente a renegociar contratos y condiciones con proveedores y clientes. Sumado a esto, las variaciones en el tipo de cambio no oficial que percuden cualquier tipo de plan comercial y llenan de especulación el mercado de la compra/venta. Y como corolario, la segunda ola de la pandemia trajo aparejado un cierre total de las obras y las elecciones, que siempre se llevan una atención desmedida y nos paralizan injustificadamente».