Fuente: 0223 ~ La culminación de más de 85 obras y los 70 mil metros cuadrados de obra que por esta fecha se encuentran en plena etapa de ejecución son testigos evidentes del liderazgo que consolidó Coarsa, una constructora de Mar del Plata que, en poco tiempo, se hizo su propio lugar en una industria difícil y de alta competencia a base de cimientos sólidos sustentados en el compromiso y la excelencia profesional.
Fue en 1994 cuando el arquitecto Daniel Giacondino se animó a dar un salto personal y plantó su primera semilla importante dentro de la actividad. Al principio, Coarsa puso el foco en proyectos de pequeña escala pero, con el paso de los años, llegaron a sus manos emprendimientos de mayor dimensión. Así, a partir de 2005, se hizo cargo de la construcción de edificios de envergadura, ya sea con destino de viviendas u oficinas.
Desde entonces, la empresa experimenta un crecimiento sostenido e ininterrumpido que también hizo necesaria una ampliación de su estructura. Por eso no fue casual la llegada a la dirección de Guido (32) y Julián (29), los hijos de Daniel, para aportar una mirada fresca y sostener el intenso ritmo de trabajo frente al aumento de la demanda que se acusaba en el mercado.
“Tuvimos la suerte de ver el crecimiento de la empresa desde chicos. Mi hermano y yo sabíamos que nuestro destino iba a ser en la empresa. Era cuestión de arrancar en algún momento y cuando se dio la oportunidad, ninguno dudó”, afirma a 0223 Julián Giacondino, quien está a cargo de la parte técnica de las labores que involucran a Coarsa mientras que su hermano es responsable de intervenir en cuestiones de índole administrativa.
El empresario reconoce que el “crecimiento ha sido muy importante” a pesar de la reciente historia en Mar del Plata y la competencia directa con otros nombres de mayor trayectoria. “Empezamos a competir sanamente con empresas que nos llevaban muchos años y demostramos que estamos a la altura. Y como supimos construir un buen nombre, hoy en día llegan a nuestras manos proyectos interesantes que no solo son de gente de la ciudad sino de personas de afuera”, destaca.
Para Julián, este éxito tampoco es casual: asegura que su firma tiene diferentes “factores diferenciales” que la llevan a ser elegida a la hora de emprender determinados proyectos. “El capital humano es una de nuestras grandes ventajas. Lo que nos diferencia del resto de las empresas son los valores que sostenemos. Coarsa nunca modificó su ética de trabajo: trabajamos con la misma convicción desde que dimos nuestros primeros pasos. Entendemos que siempre se encuentran soluciones cuando hay diálogo. Y ese compromiso absoluto que tenemos con cada proyecto después se ve reflejado en el trato franco con el cliente”, resalta.
El hombre de Coarsa define a la empresa como una “constructora integral” ya que dispone de “toda la maquinaria necesaria” para llevar adelante trabajos en rubros diversos. “No dependemos de nadie, y eso marca una clara diferencia”, garantiza.
La constructora tiene un departamento exclusivamente organizado para herrería y carpintería de aluminio y PVC, lo que permite agilizar muchos procesos de obra, además de darle una opción más al propietario, y cuenta con transporte propio para suplir cualquier demanda logística y “optimizar” los tiempos sin tener que recurrir a otros actores. “Sabemos que los tiempos son unos de los principales aspectos a tener en cuenta, y desde nuestro lugar trabajamos para optimizarlos al máximo”, dice Julián.
La Avenida Colón es uno de los testigos más claros de la calidad de Coarsa. Allí, la empresa supo llevar adelante la construcción de las instalaciones del Museo del Mar que funcionó hasta 2012 y del edificio Residencias Roque Suárez. Actualmente, lleva adelante un ambicioso proyecto para dar forma a un barrio privado de más de 60 hectáreas al norte de la ciudad.
“Como la empresa no para de crecer, cada proyecto nuevo que aparece es mejor de lo que ya se hizo porque es más grande o requiere de más personal. Es también una de las características de esta industria: la construcción no te deja descansar. Hay que estar pendiente permanentemente para no estancarse”, afirma Julián, quien concluye: “Para nosotros, construir no es solo responsabilidad sino un privilegio. Nos enorgullece toda la confianza que depositan en nosotros los clientes a la hora de encarar un proyecto y eso es lo que renueva nuestro compromiso año tras año”.