Fuente: La Nación ~ El típico distrito financiero es contrario al concepto de ciudad de 15 minutos, que provee todas las necesidades básicas dentro de distancias caminables. Los edificios de oficinas están segregados en un solo vecindario, y casi todos los trabajadores van en auto. Pero si algunas de esas oficinas se mantienen vacías cuando pase la pandemia, una parte de ese espacio se podría convertir en departamentos, creando un área de usos mixtos en un barrio que previamente tenia una sola función.
“¿Qué hacemos con todas estructuras que están ahí paradas sin uso?”, se pregunta Laurence Caudle, director ejecutivo y coordinador del departamento de viviendas en la compañía de diseño Hickok Cole. “Tienen que ser viables económicamente… y una ciudad de 15 minutos es más viable que una que no tiene una utilización especifica durante la noche o los fines de semana”.
Ciudad de 15 minutos es la idea de que la gente debería tener a una distancia corta, para caminar o ir en bicicleta, todo lo que necesita en un día típico. Es más cómodo y sustentable. Pero es un diseño más fácil de lograr en algunas áreas que otras. Por ejemplo París, una de las grandes impulsoras del concepto, ya es bastante compacta, y sin embargo está empujando para lograr cada vez más vecindarios y edificios de uso mixto, buscando transformar espacios de oficinas en vivienda. Una vieja oficina de correos se está convirtiendo en vivienda social, un hotel, oficinas, una guardería, comercios, un restorán y un centro de logística en el sótano. En teoría, este tipo de readaptación podría volverse mas recurrente.
Hay desafíos, obviamente, ya que no todos los edificios de oficinas se pueden convertir en departamentos con facilidad. Los edificios viejos suelen ser mas fáciles de readaptar; las oficinas modernas, en cambio, tienen extensiones enormes con mucho espacio lejos de las ventanas, y si los departamentos se ubican ahí donde entra luz natural, queda mucho espacio inutilizado en el medio.
Pero es posible arreglarse con planos que no son los ideales, dice Scott Maenpaa, director de proyectos en The Architectural Team, que trabaja en este tipo de renovaciones. “Si hay mucho espacio inutilizable, como interiores sin luz natural o ventilación, lo que se puede hacer es crear amenities en cada piso”, explica. En uno de sus proyectos, por ejemplo, hay espacios de co-working en el centro de cada piso que los residentes pueden usar cuando trabajan desde casa. En algunos casos, solo una parte del edificio se reutiliza; Hickok Cole está actualmente trabajando en un edificio en Washington DC que mantiene la base y el lobby, con pisos renovados que están mejor diseñados para servir como viviendas.
Por otro lado, si un edificio viejo se puede reconvertir en lugar de construir desde cero, tiene ventajas ambientales considerables. “Estos edificios son reservorios de energía; se necesitó energía para construirlos, para los ladrillos, el acero, el transporte de materiales o la mano de obra”, dice Maenpaa. “Reutilizando todos esos insumos no estamos agregando a la huella de carbono. No tenemos que demoler, transportar o enterrar los materiales en ningún lado”.
No está claro cuánto espacio de oficinas va a quedar permanentemente vacante, mientras las empresas continúan dilatando la toma de decisiones sobre el trabajo remoto o presencial. Lo que sí se ve es que un número creciente de compañías están empezando a no renovar alquileres de largo plazo. En algún punto, los dueños de oficinas podrían decidir que tiene más sentido usar espacios de oficina con otros fines, por lo menos en ciudades densas, donde la tierra es cara. Y eso podría empezar a cambiar la cara de algunas zonas. “Planeamos nuestras ciudades pensando en los autos de una manera excesiva, con zonificaciones que no permiten otras cosas”, dice Caudle. “Pero creo que estamos progresando en la tarea del multiuso”.