Alertan por una avalancha de concurso de acreedores en empresas de la construcción

Fuente: Perfil – Azotadas por deudas, ante la falta de pago del Estado, y con parálisis total en la obra pública, ya despidieron a 100.000 trabajadores y pueden entrar en quiebra. Industriales y comerciantes ven el mismo destino para la producción nacional, por la caída del consumo.

La caída en desgracia de la actividad de la construcción en la Argentina, desde el arribo del presidente Javier Milei, provocó un cierre récord de obras, en tiempo y cantidades. El efecto más contundente se convirtió en la casi invisibilidad de cascos amarillos en las calles, porque se estima que las desvinculaciones y las suspensiones en el sector ya superaron las 100.000 y se espera que la sangría continúe. Ese mismo camino desmoronado es el que ven en su futuro inmediato otros rubros productivos de la economía, con pymes que proyectan masivos cierres de empresas y un “industricidio” a la vuelta de la esquina.

“La construcción es sólo el inicio de lo que le sucederá a la economía productiva del país”, se alarmó el dueño de una fábrica de productos de primera necesidad, que empezó a ver en sus ventas que el modelo les afectará a todos los rubros por igual. Sucede que fuentes empresarias vinculadas a la Cámara Argentina de la Construcción le confirmaron a PERFIL que varias firmas están “a un paso de entrar en un proceso preventivo de crisis”, con empresas paralizadas y deudas millonarias con el Estado.

Según el dueño de una de las constructoras más importantes del país, “las empresas están con cero de actividad, manteniendo los salarios del personal más básico para seguir con el negocio, pagando impuestos, pero sin perspectivas de reactivación”. El integrante del “círculo rojo analógico”, como denominó el presidente Milei al establishment local, avizoró una “masiva quiebra” de empresas, que no sólo se quedaron sin obra pública, sino que las propuestas de inversores privados son nulas. “Hay alguna idea, pero no alcanza para justificar la continuidad de las empresas”, reconoció a PERFIL un integrante de la Comisión Directiva de Camarco.

La construcción, a un paso de la quiebra

“Lo que se viene es una masiva presentación a concurso de acreedores”, confesó uno de los líderes de la Construcción. El motivo es la frondosa deuda que el Estado tiene con las empresas que desarrollaron obra pública durante el 2023 e, incluso, antes y que no fueron canceladas. El atraso de los pagos fue moneda corriente en el sector, aunque durante la gestión de Martín Guzmán al frente del Ministerio de Economía, las constructoras habían pasado por su “época de gloria”, ya que tenían casi al día la cuenta estatal.

Ya con Sergio Massa en el Palacio de Hacienda, los pagos volvieron a atrasarse, y las empresas a tener un déficit financiero, que se agravó con la crisis inflacionaria del país. “Aunque los pagos salían”, aclararon desde el sector. Pero la llegada del ajuste fiscal golpeó, inicialmente, a la obra pública. Solo un puñado de proyectos se mantuvo activo, aunque los fondos nunca estuvieron disponibles, según registraron en la Cámara de la Construcción.

Según pudo saber este medio de fuentes que participaron del cónclave en la Casa Rosada, el presidente Milei ratificó la decisión del ministro Luis Caputo: “No hay plata para pagar obra pública”. Ni actual, pero tampoco la pasada. “En su momento, las empresas hicieron la inversión de capital para hacer una obra, pagaron impuestos y salarios, pero la plata nunca llegó y, por lo que nos dicen, nunca llegará”, se alarmó uno de los empresarios consultados. La preocupación la llevó a Balcarce 50 el presidente de Camarco, Gustavo Weiss, pero sus pedidos fueron desoídos por la administración central.

Sectores distintos, destino unificado

La paralización de la obra pública fue acompañada por un congelamiento de la obra privada. Sucede que el mismo efecto que ejerció el ajuste fiscal sobre el gasto público en infraestructura, lo equiparó la licuadora de ingresos sobre los sectores medios que generó el plan económico de Milei y Caputo. Las construcciones, reformas y ampliaciones en casas particulares o en desarrolladores urbanos se frenaron con la caída del poder adquisitivo de los trabajadores y empresarios pymes. Eso provocó que las constructoras pymes también se quedaran sin ingresos.

El comportamiento de la Construcción suele ser indicador de los tiempos económicos. Cuando se paraliza, anticipa una fuerte recesión. Cuando se recupera, es la primera en traccionar el empleo y, a la vez, el consumo. Las pérdidas de puestos de trabajo en el rubro de los albañiles son consideradas por empresarios industriales y comerciantes como la “primera explicación de la caída de las ventas”. “Hay 100.000 empleos menos en la construcción, se van a superar los 120.000 en el Estado y sólo las pymes industriales se desprenderán, en el corto tiempo, de 150.000 trabajadores, por el cierre de fábricas”, anticipó el presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), Daniel Rosato.

Según el INDEC, la actividad económica cayó 4,3% interanual en enero y 1,2% con respecto a diciembre de 2023 en la medición desestacionalizada. La principal ancla fue la Construcción, con una caída del 16,9%, comparado con el mismo mes del 2023. Pero, muy cerca se ubicaron la industria manufacturera (-11,3%) y Comercio mayorista, minorista y reparaciones (-8,2%), que aportaron 2,7 puntos porcentuales a la caída interanual del EMAE. “Está claro que somos los próximos en tocar fondo. A menos que la famosa recuperación en V, de la que habla el Presidente, sea urgente y se apoye con medidas en favor de la producción nacional, todo parece indicar que la suerte está echada”, se resignó el dueño de una fábrica bonaerense, que reporta en la Unión Industrial Argentina (UIA). El clima en el círculo rojo productivista se enrareció: de respaldar las reformas de Milei, pasó a ver un futuro “con más libertad empresaria, pero con menos empresas”.

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