Fuente: Economía Sustentable – La Asociación Latinoamericana del Acero hizo un informe detallado sobre por qué el sector puede ser «protagonista de la transición energética”. Qué piden a cambio.
El acero es un componente esencial para la descarbonización a nivel global debido a su papel fundamental en el desarrollo de infraestructuras sostenibles, tecnologías de energía renovable, entre otros.
Su evolución hacia una producción más sostenible y su capacidad para impulsar la innovación son aspectos clave en la transición energética. Actualmente existen más de 15 proyectos de energías renovables generados directamente por la industria del acero, en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y República Dominicana, generando energía limpia para la descarbonización del sector, con una inversión superior a los u$s16.000 millones.
De todos modos, la producción de acero latinoamericana representa un 3,3% de la producción global, en comparación con China e India, que producen entre ambos más del 60% y declaran metas a 2060/2070, respectivamente.
Sin embargo, se trata de una industria que se encuentra en una posición favorable respecto del escenario de la descarbonización a nivel global, pues considerando la intensidad de emisiones de carbono mundial (1,91 t CO2 /t acero crudo) y de China (2,24 t CO2 /t acero crudo) el sector en la región genera 15% y 30% respectivamente, menos emisiones.
Además,
laregión presenta ventajas comparativas para producir energía renovablepor sus insumos abundantes, convirtiéndose en un sector estratégico y esencial para el desarrollo sustentable.
Por lo menos así surge de un informe elaborado por la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero), una organización que representa a las empresas latinoamericanas productoras de este insumo, que es considerada por la ONU, como un «Organismo Consultor Especial» y que se fundó en 1959 como el Instituto Latinoamericano del Fierro y el Acero (Ilafa), con la misión de promover los valores de una integración regional del sector para fortalecer a la industria del acero.
Según el trabajo, “el acero es protagonista de la transición energética”, por varios motivos:
- 1) Infraestructura sostenible para la construcción de edificios con eficiencia energética, puentes y sistemas de transporte público.
- 2) Movilidad eléctrica ya que un acero de alta calidad y liviano es crucial para mejorar la eficiencia y autonomía de los vehículos eléctricos.
- 3) Energía renovable ya que participa en la fabricación de turbinas eólicas, paneles solares y estructuras de soporte.
- 4) Almacenamiento y distribución de energía para sistemas de almacenamiento, como baterías y sistemas de distribución de energía.
- 5) Modernización de la industria en equipos y maquinaria de alta calidad para múltiples industrias.
Parte de la solución
El trabajo de la entidad empresaria destaca que la evolución del acero hacia una producción más sostenible y su capacidad para impulsar la innovación son aspectos clave en la transición energética.
Tiene también un rol fundamental como parte de la solución a la descarbonización de la economía y a la reducción de los efectos negativos de la contaminación ambiental.
En este sentido se destaca que “la viabilidad y la velocidad de la descarbonización en las instalaciones productivas existentes no es la misma, debiéndose respetar los distintos puntos de partida, características de la ruta, antigüedad de la planta, condiciones geopolíticas, acceso a la financiación, entre otros.
Por ese motivo, Alacero recomienda que el proceso de adaptación/transición debe respetar la decisión independiente y autónoma de cada país para alcanzar las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDCs, por sus siglas en inglés).
Según el informe, “se debe abordar bajo el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, contemplando las diferentes realidades económicas y sociales entre regiones desarrolladas y en vías de desarrollo”.
Reclama además que todo el proceso sea adoptado conforme a lo establecido en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (de su sigla en inglés, UNFCC) y en conformidad con las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), “de un comercio abierto y justo, no discriminatorio, sin
distorsiones, basadas en reglas de mercado que favorezcan la competitividad e inversión”.
Ruta integrada
Otro de los temas que aborda el paper es la necesidad de considerar mecanismos flexibles de precificación de carbono que, aun involucrando precios explícitos de emisiones, no afecten a la competitividad, evitando forzar la relocalización de la producción hacia otras regiones (fuga de carbono).
También, contar con la definición de un estándar común de cuantificación y medición de GEI/CO2 que considere la compatibilidad de diferentes metodologías a nivel de proyecto, producción y producto, reduciendo el riesgo de duplicación de contabilización y greenwashing.
Para Alacero, “la ruta integrada (BF-BOF) desempeña un papel importante, por su versatilidad y competitividad. En la región, representa un 51% de la producción. Tanto a nivel global cuanto regional no hay chatarra suficiente para abastecer las rutas secundarias que usan ese material como materia prima (DRI-EAF y chatarra-EAF)”.
En este aspecto, la organización empresarial señala que soluciones basadas en la naturaleza deben formar parte de la estrategia de compensación de las emisiones directas (alcance 1) e indirectas (alcances 2 y 3).
Lo mimo con el desarrollo de alianzas estratégicas entre diferentes sectores de la industria de difícil abatimiento (hard to abate) que es considerada clave para fomentar, optimizar y acelerar el proceso de descarbonización.
“Desde Alacero destacamos el papel primordial que desempeña la industria del acero en nuestra región, siendo uno de los principales motores de la economía, generadora de más de 1,4 millones de puestos de trabajo de alta calidad, tanto de manera directa como indirecta”.
Además, impulsa una extensa cadena de valor y fomenta el desarrollo de las comunidades locales, de la economía circular y de tecnologías disruptivas y viene trabajando para bajar las emisiones en los tres alcances.
Sin embargo, la entidad pide enfocar el mayor esfuerzo en las emisiones directas implementando programas de eficiencia energética; aumentando la participación de fuentes renovables en la matriz energética; electrificando los procesos; incrementando el uso de chatarra en la carga metálica y el uso de gas natural y de biogas como combustibles de transición.
También se pide evaluar la inclusión de la contribución en la reducción de emisiones totales, que se genera al aplicar coproductos siderúrgicos en la cadena de valor; aumentar la aplicación de biomasa como reductor alternativo o combustible; aplicar proyectos con soluciones basadas en la naturaleza como compensación.
Políticas para el largo plazo
El trabajo de Alacero se detiene también en analizar y proponer estrategias para llegar al 2050 casi sin emisiones de carbono, para lo cual pide, entre otros objetivos, realizar la transición gradual hacia las tecnologías disruptivas, en línea con la vida útil de las tecnologías actuales y la disponibilidad de recursos competitivos.
De igual modo reclama incrementar la captura, uso y almacenamiento geológico de carbono (Carbon Capture Use and Storage – CCUS), optimizando la ruta BF-BOF; potencializar el uso de DRI en combinación con EAF, permitiendo la producción de acero de alta calidad; aplicar hidrógeno bajo carbono en la producción de acero, respetando la ruta y el límite técnico.
Para la organización “la descarbonización se trata de un proceso global y colaborativo y para poder avanzar, necesitamos políticas, incentivos y reglas previsibles que fomenten el desarrollo, la disponibilidad y el comercio de recursos como biomasa, chatarra de calidad, gas natural y energía renovable en gran escala”.
Otras medidas tienen que ver con el establecimiento de marcos normativos robustos para lograr la transición a tecnologías libres de carbono; establecer instrumentos de precios al carbono que no vulneren la competitividad frente a mercados internacionales, mitigando el riesgo de fuga de carbono (carbon leakage); generar alianzas estratégicas en la cadena de valor, promoviendo acuerdos comerciales para acero bajo en carbono.
Hay que también favorecer los llamados “first movers” en tecnologías disruptivas de bajo carbono; fomentar acuerdos para el apoyo técnico y económico por parte de los países desarrollados; facilitar las inversiones y tarifas competitivas en energía eléctrica, gas natural, hidrógeno limpio y biomasa y la financiación pública y privada para impulsar el salto tecnológico y la eficiencia energética.
Barreras y desafíos
Alacero destaca en su documento que la descarbonización se trata de un proceso global y colaborativo y advierte que para poder avanzar, “necesitamos políticas, incentivos y reglas previsibles que permitan mantener a las empresas productoras de acero de la Argentina y del resto de la región “mantener los grandes esfuerzos que vienen haciendo para reducir las emisiones de GEI”.
En ese contexto, la entidad expresa la preocupación de los productores de América Latina en relación con el proceso de reglamentación e implementación del llamado Carbon Border Adjustment (CBAM), impulsado por la Comisión Europea ya que, entiende que con las condiciones actuales, será difícil cumplir en tiempo y forma con los requisitos solicitados, afectando los procesos de comercio tradicionales de nuestros miembros.
Ajustar las fronteras
En el caso del Carbon Border Adjustment (CBAM), se vincula con la fuga de carbono que ocurre cuando las empresas con sede en la Unión Europea (UE), trasladan su producción intensiva en carbono a países donde existen políticas climáticas menos estrictas como en la Argentina, o cuando los productos europeos son reemplazados por importaciones más intensivas en carbono.
Conocido en español como Mecanismo de Ajuste de Carbono en Frontera, Alacero destaca que se trata de una “herramienta histórica” para poner un precio justo al carbono emitido durante la producción de bienes intensivos en carbono que ingresan a la UE y para fomentar una producción industrial más limpia en países no pertenecientes a la UE.
“La introducción del CBAM está alineada con la eliminación gradual de la asignación de derechos gratuitos en el marco del Sistema de Comercio de Emisiones de la UE (ETS) para apoyar la descarbonización de la industria de la UE”, reafirma el documento.
Explica también que al confirmar que se ha pagado un precio por las emisiones de carbono generadas en la producción de ciertos bienes importados a la UE, el CBAM garantizará que el precio del carbono de las importaciones sea equivalente al precio del carbono de la producción nacional y que los objetivos climáticos de la UE no se ven socavados.
Impacto en la producción
Una de las consecuencias negativas que dicho escenario puede tener en la Argentina y el resto de la región es el de posibles desvíos de comercio, principalmente del acero chino a precios fuera de mercado, debido a que por su alta huella de carbono va a encontrar barreras para ingresar en Europa.
Otro impacto en la competitividad del regional se vincula con el aumento tanto de los costos directos (compra de certificados CBAM), como de los costos indirectos (administrativos relacionados al proceso de reporte y certificación de la medición), afectando las exportaciones de América Latina. Del mismo modo, las empresas pueden sufrir vulnerabilidad por la remisión de datos e informaciones sensibles y confidenciales de las empresas.
Desde Alacero entienden entonces que “es fundamental que las medidas del CBAM sean consensuadas y analizadas con una óptica holística y global, respetando las reglas de comercio justo de la OMC y contemplando las realidades y la heterogeneidad de cada región.
Alacero identifica además una conexión directa entre la descarbonización y las tendencias comerciales, resaltando el riesgo del aumento de la producción y la capacidad productiva en China, con niveles elevados de emisiones de CO2.
Por eso prevé que el exceso de capacidad mundial de producción de acero alcance alarmantes 644 millones de toneladas para 2025, según Foro Global sobre Exceso de Capacidad de Acero (GFSEC) de la OCDE.
La entidad recomienda que los gobiernos en la región establezcan barreras y salvaguardias en las importaciones, “protegiendo y fomentando la producción local y garantizando inversiones y desarrollo de soluciones hacia la transición energética y la descarbonización”.