Fuente: La Nación ~ Sustentables y robustas, permiten, además, reducir notablemente los tiempos de construcción; sus creadores explican por qué son una opción ventajosa frente a otros sistemas tradicionales.
La industria argentina también hace casas y, aunque el lector no lo sepa, seguramente ha visto muchas de ellas, elegantes, clásicas, modernas o minimalistas, en urbanizaciones cerradas y countries; en el sur, en la playa y las sierras y en los barrios de casas sin medianeras que se precien de tales.
Sus creadores aseguran que son robustas, pero, además, exponen otras razones por las que las casas industriales llave en mano son una opción a tener en cuenta frente a los sistemas más tradicionales de construcción. Por lo pronto, subrayan y pregonan que cumplen con los mandamientos de la sustentabilidad.
Lucas Salvatore, presidente de Idero, empresa con sede en Munro, en el conurbano, que diseña y fabrica en sus tres plantas gran parte del proceso constructivo, con personal calificado, robots y estrictos controles de calidad, explica que es el acero, el corazón de su propuesta, aquel que permite lograr una construcción más ecológica, robusta y perdurable, con un menor tiempo de obra.
“Construimos ‘llave en mano’, integrando la industria con la arquitectura”, define. “Se trabaja mancomunadamente, entre el estudio y la empresa, para lograr soluciones más eficientes, que optimicen costos y con mayor certeza en tiempos”, profundiza.
De acuerdo con el directivo, este trabajo conjunto también permite lograr previsibilidad y precisión para poder llevar las piezas a obra “y armar la construcción como si fuera un mecano”. Además de estudiar todas las etapas de proyecto y obra, “hacemos foco en la sustentabilidad, el diseño responsable y en lograr mejores condiciones de habitabilidad”.
Según explica Salvatore, el método constructivo permite que una casa de la Línea Ceibo demande entre tres y cinco meses de obra, según el modelo de vivienda elegida, y una casa de la Línea MIES entre seis y nueve meses, según el modelo. “Es importante destacar que son tiempos de obra y no tiempos totales”, apunta.
“Así y todo -continúa- son récord para una construcción habitacional, reduciéndose entre un 50% y 70% el tiempo de entrega de la vivienda. La celeridad, la sustentabilidad y la certeza de este tipo de obra son los beneficios más valorados por los clientes”, asegura, brindando números cuando se le pregunta por los costos: entre US$600/m² y U$S800/m² de la línea Ceibo y entre US$900/m² y U$S1200/m² de la línea Mies, a lo que hay que agregar el IVA.
Casa modulares y trasladables
Como se dijo, la industria tiene distintas propuestas. Desde Mar del Plata llega la de Plural, casas basadas en módulos de 3.6 x 3.6 -de 15 m² (un módulo), de 22 m² (un módulo y medio), de 30 m² (dos módulos), de 45 m² (tres módulos) y de 60 m² (cuatro módulos)-, que, según el arquitecto Miguel Paz, uno de los dos socios de la empresa, surgió como una solución a la demanda de vivienda.
“Pensamos en la gente joven que quiere llegar a su primera vivienda y que primero se compra el terreno y después tiene que pagar para construir durante un año y medio y mientras tanto, alquila”, introduce Paz. “Y así, pensamos, también, en invertir la ecuación: reducir los tiempos de construcción de vivienda alquilas el terreno o mientras lo vas pagando con la casa ya hecha”.
Lo cierto es que la fabricación de los módulos de hierro se realiza en cuatro meses y su traslado e implantación, en 24 horas. “Cuando dejás de alquilar el terreno, simplemente, movés la casa. Nos pasó con tres amigos surfistas que alquilan terrenos frente al mar, aquí, en Mar del Plata”, completa, puntualizando que las casas Plural son un producto portable: “Dependiendo del tamaño y la complejidad del transporte”.
Paz hace hincapié en que los diseños y medidas se vinculan con los espacios saludables, necesarios para vivir sin sentirnos incómodos. “Nuestras casas son durables. Y diría que más que el resto, por el hecho de no estar pegadas en el terreno”, responde, comparando con los materiales tradicionales y consultado por la perdurabilidad. “Quizás, en 20 años haya que cambiar los exteriores”, agrega. En este sentido, señala que los exteriores requieren cero mantenimiento y que la aislación acústica es con celulosa.
El metro cuadrado de una vivienda Plural oscila entre los US$670 y U$S700. En general, explican en la empresa, el cliente requiere de tres a cuatro módulos. “No la recomendamos para barrios cerrados, donde, de acuerdo con el country, se exige un mínimo de 120 m². Y nuestra propuesta no consiste en colocar un montón de módulos”, estipula.
Antisísmicas y aislantes
Por cierto, la industria de casas es bien federal. Desde el sur del país, más exactamente desde San Martín de los Andes, Neuquén, llega la propuesta de Thermolam, firma presente en el mercado desde 2006. Se trata, en concreto, de casas llave en mano de paneles SIP, Structural Insulated Panels, o bien paneles estructurales aislantes.
“Nuestra bandera es la aislación térmica”, añade, precisa y refuerza el ingeniero Ramón Villalba, fundador de la empresa. De acuerdo con el directivo, se trata de “un sistema muy superior” a los tradicionales, al tiempo que describe a los paneles: son como un sándwich, ilustra, combinando un elemento exterior con propiedades estructurales, y un núcleo de poliuretano de alta densidad.
“Ambos elementos conforman un panel resistente que soporta tres veces aquello que sostienen los ladrillos”, compara. “Además -subraya- es resistente a los sismos”. Según detalla, hay viviendas sociales Thermolam -”en Vaca Muerta, por ejemplo”- y también hay mansiones, de 1000 m² o 1200 m². “El panel recibe cualquier revestimiento. La estética es del cliente pero, eso sí, en todos los casos tienen el mismo nivel de eficacia energética”, asegura.
Con más de 400 casas en todo el mundo, en Thermolam también resaltan los tiempos de construcción como una de las decisivas ventajas del producto. Por lo menos, indican, los reduce a la mitad con respecto a la construcción clásica. En cuanto a las casas, aun cuando hay modelos establecidos, Villalba establece que cada panel se corta a medida. Interrogado por los valores, responde: “Dependiendo del tamaño, de si es en una o dos plantas, entre otros detalles, el m² de una casa oscila entre los US$800 y U$S1200″.
“También es importante la movilidad”, aporta, utilizando un término que parecía exclusivo de las casas rodantes. Aunque sólo hasta ahora ya que, por cierto, aparece por segunda vez en esta nota. “El sistema puede usarse, por ejemplo, para hacer un lodge de pesca que, de quererlo, puede trasladarse por completo”, ejemplifica. La hotelería es otro destino posible.
“Por supuesto que son escriturables”, sentencia Villalba, interrogado sobre el tema. “Lo son en tanto y en cuanto se presenten y aprueben los planos y se fijen al piso”, concluye .