Fuente: La Nación – Con una mirada fresca y renovada asumen sus propios desafíos o continúan la empresa familiar; todos logran desarrollarse en negocios en los que sus padres son reconocidos.
Son hijos o nietos de desarrolladores y desde muy jóvenes, algunos casi niños, tuvieron la oportunidad de estar en la cocina de proyectos inmobiliarios, crecieron entre ladrillos, reuniones y fueron visitantes frecuentes de las obras de sus familias. A lo largo de los años incorporaron saberes y, casi sin quererlo, se formaron en el mundo de los desarrollos inmobiliarios con los valores de sus antecesores desde una nueva perspectiva.
Uno de ellos es Ilan Slazer, licenciado en Administración de Empresas y cofundador de Qube Desarrollos, que en este momento lleva adelante la construcción de dos proyectos: Qube Juncal y Qube Baez, además de un tercero en camino. Según el joven, sus padres, ambos arquitectos, fueron modelos a seguir, sus inspiradores. Asegura también que, desde el momento en que se unió a sus proyectos, se sintió como un aprendiz en un viaje lleno de descubrimientos.
“Trabajar codo a codo con mi padre -Claudio Szlazer, de Estudio Szlazer- no solo fue una experiencia laboral, sino un viaje emocional y educativo. La dinámica familiar permitía una comunicación fluida y la comprensión intuitiva de los roles”, asegura. A la vez, destaca que el desarrollo inmobiliario no es solo sobre ladrillos y cemento, sino también sobre la creatividad, la visión y la innovación. “El desafío más grande para mí fue forjar mi propio camino y demostrar que podía aportar algo nuevo y fresco a la industria. Eso significó abrazar la tecnología, adaptarme a las tendencias cambiantes y buscar soluciones más sostenibles en un mundo que evoluciona constantemente”, explica. “Tomé de mis padres un profundo amor por el sector inmobiliario. Su legado se refleja en cada uno de mis proyectos, donde busco combinar la experiencia y la tradición, con un enfoque fresco y visionario para crear espacios que mejoren la vida de las personas y contribuyan al desarrollo de la comunidad”, agrega.
Slazer, quien lleva adelante la parte administrativa de Qube, sostiene que su padre se convirtió en un asesor envidiable. “Su perspectiva, basada en décadas de experiencia en la industria, aporta una dimensión invaluable y me brinda un apoyo sólido en la toma de decisiones estratégicas. La colaboración con él sigue siendo fundamental para mi crecimiento profesional”, finaliza.
La voz de la experiencia
Luciano Dick, arquitecto, CEO y socio de Qube Desarrollos, tiene la experiencia de haber trabajado por más de 10 años junto a su padre Diego Dick, arquitecto de DK Developers. El joven comenzó a los 19 años y considera que al provenir de una familia de desarrolladores se aprenden conceptos y la dinámica del trabajo a más temprana edad. “Por otro lado, hay un derecho de piso que uno siempre paga al empezar un recorrido nuevo que, teniendo raíces en el rubro, se puede hacer un poco más ameno”, admite.
Por otra parte, asegura que no siempre es fácil trabajar con la familia. “Hay que saber separar el trabajo de la vida familiar y, por otro lado, congeniar los distintos caracteres y formas de cada uno para que la relación sea buena y el trabajo pueda prosperar”, sostiene. Para Dick, el desarrollo inmobiliario es un rubro complejo en el que se manejan inversiones generalmente de montos grandes, y a mediano y largo plazo, es por esto que es necesaria cierta experiencia no solo en el manejo de números, sino que también en saber llevar a cabo la construcción de un edificio. “En lo personal, la experiencia fue muy buena, siempre tuve una gran relación laboral con mi padre y trabajamos juntos por más de 10 años. “Soy un agradecido, no cambiaría esos años compartidos por nada y siento que gracias a ese aprendizaje hoy estoy donde estoy”, señala.
En cuanto a lo heredado, asegura que un valor innegociable es la dedicación al trabajo. “Mi papá, mi hermano y yo somos arquitectos, entiendo que esto es una ventaja competitiva frente a otros desarrolladores. Algo que aprendí de mi padre es que hay que dedicarle tiempo y cabeza al proceso productivo, y que se deben explorar todas las opciones posibles para poder obtener el mejor producto. Hay que entender que, con algunos detalles de calidad o ideas innovadoras, uno puede destacarse por sobre el resto”, dice.
En cuanto a las formas heredadas que identifica asume que, al pertenecer a una familia de arquitectos, el proceso de diseño es un tema en el que le gusta involucrarse, al igual que en la toma de decisiones en el proceso de la obra para optimizar tiempos y evitar atrasos en la construcción.
“Otra herramienta muy importante que aprendí de mi padre es el timing. Hay que saber en qué momentos asumir nuevos desafíos o generar nuevos negocios, y en qué momentos estar tranquilos y esperar a que pase la tormenta. Este es un país con muchos altibajos, por lo tanto, hay que ir de a poco y pisar sobre firme”, explica. A su vez, reconoce que su padre se convirtió en un gran asesor, “me junto con él un par de veces a la semana para conversar sobre las distintas cosas que pasan en el día a día y es un buen consejero. Después queda en uno la decisión que toma, pero tener un asesor con tantos conocimientos sobre el tema siempre es beneficioso”, explica.
Hacer el propio camino
Por su parte, Ezequiel Juejati, también socio de Qube y responsable del área de comercialización, asegura que moverse en el mundo del desarrollo inmobiliario representa un gran desafío personal. “Crecí escuchando hablar de desarrollos, y querer hacerlo por mi cuenta era una gran motivación”, asegura.
Además, explica que, si bien optó por hacer un camino propio y nunca trabajó en la empresa de su padre -Gabriel Juejati, emprendedor inmobiliario-, siempre tuvo una comunicación con él de la cual se nutrió: “La experiencia de los padres es muy valiosa, escucho sus consejos a diario para ponerlos en práctica en mis proyectos. Mi padre siempre va a ser un asesor en mi carrera por la relación que tengo, aunque no siempre tome el mismo camino”. Juejati sostiene que, si bien los socios de Qube vienen todos de familia de desarrolladores y constructores la intención es impulsar una nueva generación con un gran apoyo en la tecnología.
Espíritu emprendedor
Alex Sakkal, licenciado en Administración de Empresas y Contador Público al frente de Nómada, cuenta que comenzó a trabajar en el mercado inmobiliario a los 19 y desde entonces nunca paró. “En mi caso, el rubro inmobiliario viene ya de dos generaciones, padre y abuelo, de emprendedores pujantes, por lo que me resulta muy natural. Es una profesión que elijo y me apasiona desde que soy muy chico”, señala.
Actualmente, Nómada tiene dos grandes proyectos en Palermo y en el Parque de Innovación en Núñez, en Buenos Aires y cuatro en Barcelona, España. Sakkal aclara que, si bien nunca quiso desempeñarse en la empresa de su padre, los años que trabajaron juntos lo hicieron en algún proyecto en el que pudieron co-crear. En cuanto a lo que aprendió sostiene que tres conceptos que tomó de su padre constituyen hoy los pilares de su carrera profesional: el primero es el valor de la palabra y del compromiso asumido. “No importa cuán dura sea una negociación, una vez cerrada se cumple, pase lo que pase”, advierte. La segunda es dejar el trabajo en la oficina y entender que es un componente más de la vida. “Esto me ayudó mucho en momentos de mucha presión, especialmente cuando Nómada pegó su gran salto y le vendió a Mercado Libre sus oficinas, a dos meses del nacimiento de mi primer hijo”, recuerda.
Por último, la capacidad de ir siempre para adelante, a pesar de las circunstancias macroeconómicas. “Tengo un video entre mis favoritos, de mi abuelo Jacques Sakkal, de 1989. Cuando le preguntan: ‘Jacques, la Argentina se viene a pique, hiperinflación, crisis, ¿qué hacemos?’. El mira a la cámara y dice: ‘Hay que hacer, no asustarse. La tierra nunca te falla’”.
Cuarta generación
Por su parte, Iván Ginevra, CEO de GNV Group, asegura que el trabajo de desarrollo inmobiliario es casi artesanal, sobre todo la Argentina donde las reglas de juego y el contexto cambian permanentemente. “Tengo la suerte de ser la cuarta generación de mi familia que se dedica a la actividad inmobiliaria. Por lo tanto, pude absorber el conocimiento basado en la experiencia de otras tres generaciones trabajando en el rubro inmobiliario en este país”, sostiene. Y añade que siempre le gustó la actividad inmobiliaria porque es muy tangible.
Actualmente GNV Group desarrolla su décimo edificio en la zona de Puerto Madero. “Esto de ver edificios que uno desarrolló desde cero y saber que van a permanecer erigidos durante 100 años, dándole hogar a las personas, me genera una satisfacción única. Es también una forma de aportar al desarrollo del país, es una actividad que no depende de subsidios estatales y genera un gran efecto multiplicador en la economía”, explica.
Asimismo, destaca que el valor de la palabra es algo heredado. Ginevra asegura que es preferible asumir una pérdida económica antes que faltar a la palabra que uno dio. “Eso siempre me lo dejó en claro mi padre y es una regla de oro para mí en el mundo de los negocios”, subraya.
Los que siguen el legado familiar desde adentro
El mundo del real estate también puede inspirar a algunos a sumergirse de lleno en la empresa familiar que se viene construyendo desde hace años atrás. Es así, como hay quienes deciden continuar trabajando en el mundo inmobiliario, manteniendo vivo el legado que sus padres sembraron.
Sofía Speranza trabaja en el área de Comunicación y Marketing de Newmark Argentina desde hace tres años. Cuando tenía 20, su padre – Domingo Speranza, CEO de la compañía- encabezó los inicios de la empresa en la Argentina: “No era una niña cuando se empezó a formar, por lo que aprendí mucho de todo lo que se iba gestando. Además, mis padres son arquitectos, por lo que siempre tuve el rubro rondando cerca”.
Asegura que descubre cosas nuevas todos los días, tanto de su padre, como de los otros socios que encabezan la compañía: “Aprendo a llevar adelante un negocio en la Argentina, que no es algo menor, teniendo en cuenta la situación. Aprendo a formar y liderar un equipo, en un contexto de trabajo híbrido”.
Santiago Winokur también trabaja en Newmark Argentina y, al igual que Sofía, continúa el legado familiar. Su padre , Alejandro Winokur, presidente de la empresa, lleva 30 años en el rubro inmobiliario y “desde que tengo uso de razón que charlamos y me interiorizo en el tema”, asegura.
Actualmente, Santiago se desempeña como broker en el equipo comercial de Newmark, desde donde tiene oportunidad de compartir diariamente con referentes del sector: “El real estate es un rubro de infinitas oportunidades y variantes, donde los proyectos van mutando y, día a día, hay que adaptarse a las tendencias de las personas y del mundo, y creo que eso es una de las cosas que más me apasionan”, confiesa y asegura que su padre le contagió esa vocación: “Siempre me gustó poder estar involucrado en decisiones que impactan directamente en la vida cotidiana de las personas, sea la elección de su hogar, el lugar de trabajo, su entorno y todo lo que eso implica”.
Joaquina y Gonzalo Sánchez Zinny son hermanos y quisieron trascender el emprendimiento GPS Real Estate que creó su madre hace más de una década. Desde el año pasado se involucraron de lleno en el negocio, al que buscan amplificar, creando nuevas unidades de negocio y extendiéndose a otras zonas.
Joaquina estudió Comunicación y actualmente lidera el rebranding de la inmobiliaria; por su parte, Gonzalo, trabajó 15 años en la industria del retail y se volcó a este rubro, para liderar el negocio. Aseguran que el trato con los clientes en la inmobiliaria siempre ha sido muy cercano, “Mamá le ha cambiado la vida a aquellos con los que ha trabajado; queremos continuar con el slogan de ‘Encontrá tu lugar’ y sumarle el ‘Hacé buenos negocios’”.
“El comprar o vender un departamento no son decisiones menores en la vida de la gente; nuestra madre nos enseñó a realizarlo con el profesionalismo que requiere”, agrega Gonzalo.
En Toribio Achával la empresa familiar también trasciende, ya que son dos los brokers e hijos que se suman al negocio. Nahuel Achával es hijo de Toribio Achával y el vínculo con el rubro se remonta no solo a su padre, sino también a su abuelo.
“No hay ningún día que sea similar al otro en el sector inmobiliario. Siempre hay situaciones, clientes y temas nuevos que hay que ir resolviendo. Se aprende mucho del rubro, pero también de la interacción con las personas”, señala Nahuel.
“A veces es difícil esa responsabilidad extra que uno se pone por la carga del apellido, pero con el tiempo se va llevando”, confiesa y agrega que trabajar en familia, manteniendo un diálogo fluido, también puede ayudar a profundizar y potenciar los vínculos.
Facundo Boquete, luego de estudiar y vivir ocho años en Estados Unidos, también decidió sumarse al equipo de Toribio Achával. Desde allí trabaja como coordinador comercial de la empresa en la que su padre, Martín, es Director.
Asegura que el hecho de seguir el legado y de trabajar en la misma compañía familiar ayuda a reforzar el vínculo. También comparte que “aprendo mucho del trato con las personas, conociendo al cliente, entendiendo qué necesita y qué busca”.