Historias: es arquitecta, tiene 75 años y vive de construir casas de adobe

Fuente: La Nación ~ Lleva realizadas más de 180 propiedades que respetan la cultura local y se integran al paísaje tucumano

En Tafí del Valle, zona montañosa de Tucumán con alturas que rondan los 2000 metros, con un clima de gran amplitud térmica en donde el sol calienta por la mañana y el frío intenso llega con la tarde, los veranos son lluviosos a la hora de la siesta y las nevadas son frecuentes durante el invierno, Lucía Kirschbaum, reconocida arquitecta tucumana de 75 años, ya lleva construidas más de 180 casas. Cautivada por el paisaje, veinticinco años atrás, llegó a Tafí de vacaciones junto a su marido. En ese momento, pensaba en un retiro, en alejarse de la rutina y de las obligaciones de su estudio ubicado en la ciudad de la provincia.

“Mi esposo me regaló un terreno en Tafí y me hice mi casa como yo creía y creo que debe ser una casa en esa zona”, relata su historia a LA NACION. Recuerda que cuando iba de paseo a Tafí, criticaba a mis colegas por la arquitectura que hacían en el lugar que era del tipo californiana con techos de tejas, la típica construcción de chalets que se ven en la provincia de Buenos Aires. Me preguntaba por qué no le copiaban la manera de construir al lugareño, que lo hacía de manera muy agradable, pensando en el clima y en el paisaje”, recuerda.

La vista interior de los techos de paja y madera
La vista interior de los techos de paja y madera

La arquitecta había hecho muy pocas viviendas familiares a lo largo de su carrera, pero se animó a analizar las condiciones del clima, el terreno y la vegetación de la zona y finalmente, hizo su casa de adobe con techo de paja. “La gente de la zona me empezó a llamar porque querían una igual y hace 25 años empecé a hacer casas de ese estilo”, señala la arquitecta.

Arquitecta Lucía Kirschbaum
Arquitecta Lucía Kirschbaum

Kirschbaum estudió en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Tucumán de donde egresó en 1969. Como estudiante fue becada por un concurso que ganó con un diseño de un barrio de viviendas sociales. Cuando terminó la facultad se asoció a un destacado arquitecto Leonardo Combes (quien falleció el año pasado). Así fue como durante 25 años, el estudio Kirschbaum Combes construyó más de 200 casas y más de 15 edificios en altura.

En el 1995 comenzó su nueva etapa en Tafí. “Cuando soñaba con descansar comenzaron mis años más agitados como arquitecta”, recuerda. Fue entonces que se abocó a una arquitectura integrada al paisaje y a los métodos ancestrales de construcción en los valles: paredes de adobe, techos de paja con caña hueca, mucha madera y piedra, vigas de quebracho y eucaliptos. “En un lugar tan bello, como es Tafí, las casas tienen que pasar desapercibidas y se tiene que priorizar el paisaje”, sostiene.

Una de las casas construida por Lucía
Una de las casas construida por Lucía

Para la arquitecta, este tipo de casas deben construirse en adobe por sus grandes propiedades como aislante sonoro y térmico, además tienen que ser de techos bajos, aberturas chicas, y la orientación hacia el Norte. Para los techos se usan chapas pintadas de negro o marrón para que se confunda con el paisaje, se prefieren tonos oscuros para que absorba el calor, los techos se completan con madera, de pino, eucalipto redondo o quebracho. Además, se requiere aislación de lana de vidrio. El valor del m2 para la construcción de este tipo de vivienda está entre los $60.000 y los $70.000. En cuanto a calefacción, se usan estufas a leña como salamandras para la cocina comedor -que se construyen integradas- y calefacción eléctrica, para habitaciones y baño. Sus construcciones suelen ser en promedio de unos 180 metros cuadrados. “Trato de hacer tres dormitorios como máximo”, advierte.

El paisaje de los valles tucumanos que se ven desde su terreno
El paisaje de los valles tucumanos que se ven desde su terreno

Actualmente, Kirschbaum sigue trabajando. Ahora lo hace con su hija, María Fajre, también arquitecta. “Ella hace ese tipo de casas todavía más rústicas”, aclara. “Y yo acá estoy, siempre a punto de retirarme, pero la gente me sigue llamando”, concluye Lucía.

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