Fuente: Clarín ~ Este año, en la Bienal de Arquitectura de Venecia, el pabellón francés propone una comparación audaz: la arquitectura versus las experiencias de los usuarios. Curada por el arquitecto Christophe Hutin, la muestra se llama «Comunidades en el trabajo» y propone una vivencia inmersiva con la ayuda videos, sonido y mapping.
“El proyecto tiene como objetivo reflexionar sobre el encuentro entre el saber hacer arquitectónico y las propias experiencias de los habitantes de sus espacios de vida”, explica el autor.
La exposición también busca ser un ejemplo desustentabilidad extrema, usando materiales descartados por muestras anteriores, interviniendo mínimamente el edificio que Francia tiene en Giardini de Venecia y donando los muebles construidos especialmente para que los utilicen otras muestras.
La muestra ofrece un «viaje» a través de cinco casos de estudio en diferentes continentes: Europa, Asia, América y África. Según destacan sus organizadores, es una visión optimista de un mundo donde las comunidades actúan directamente sobre sus espacios de vida y su vida diaria, sin seguir ningún esquema diseñado por un arquitecto.
El efecto inmersivo se realiza mediante imágenes en movimiento, proyectadas mediante una técnica de video mapeo que aprovecha las particularidades superficiales del pabellón francés, un edificio de arquitectura neoclásica que apenas se toca.
Las películas proyectadas funcionan como trípticos. La imagen central es una toma en movimiento a través de los entornos reales. A ambos lados se ven imágenes de la vida cotidiana en entornos arquitectónicos, así como de las transformaciones que arquitectos y vecinos realizaron en esos espacios.
Inmersos visual y auditivamente en esos lugares, los espectadores pueden experimentar los diferentes casos de estudio que componen la muestra: Johannesburgo, Burdeos, Detroit, Hanoi.
Además de ser un arquitecto activo en Burdeos desde 2003, Hutin es profesor, investigador y especialista en sustentabilidad basada en la economía de la construcción. Junto a los arquitectos Anne Lacaton, Jean-Phillippe Vassal y Frédéric Druot, ganó el premio Mies van der Rohe 2019, por la transformación de 530 viviendas sociales en la Cité du Grand Parc de Burdeos.
Pero lo que más explica el concepto inmersivo de la muestra es que Hutin es también director de cortometrajes y escenógrafo. La propuesta llevada a Venecia logra que, inmersos visual y auditivamente en los lugares, los espectadores puedan experimentar los diferentes casos de estudio: Johannesburgo, Burdeos, Detroit, Hanoi.
El propio curador estudió y documentó, años antes, los municipios de Soweto cerca de Johannesburgo y desarrolló una reconocida experiencia en materia de vivienda y hábitats.
Referido a su propuesta concretada en Venecia, reconoce: “Este enfoque transversal de la profesión es un intento de arrojar luz sobre las implicaciones de la arquitectura en un mundo contemporáneo sujeto a cambios masivos”.
Hutin asegura que las comunidades son los “recursos más relevantes para transformar los entornos vividos, produciendo así nuevos contratos ‘espaciales’ utilizando un enfoque de abajo hacia arriba”.
Los video trípticos proporcionan una percepción de movimiento, una performance de arquitectura, de sus usos y de la vida que alberga. Así, cada visita es una experiencia única y la multitud de documentos proyectados en cada sala estimula la interpretación activa de cada espectador.
“El espectador hace las conexiones, produce el significado, compone el conocimiento y forma su interpretación. Se trata de implementar, en la propia escenografía de la exposición, el principio de emancipación que reivindican las experiencias relatadas en los documentos”, explica el curador.
El espacio central del pabellón pasó a llamarse «Tout-Monde» (Todo el mundo) y se utiliza para eventos. Contiene un mural que representa a los residentes de tamaño natural trabajando en obras colectivas.
En una cuidada estrategia sustentable al extremo, la intervención en el pabellón resulta mínima, las proyecciones aprovechan las particulares superficies del edificio de estilo. La mínima escenografía necesaria se obtuvo de la reutilización de los elementos del pabellón japonés de la anterior bienal de arte.
Por otro lado, el mobiliario nuevo se adaptará para ser usado en Acqua Alta, una iniciativa que se propone concientizar sobre los cambios climáticos y sus consecuencias en Venecia.