Fuente: La Nación – Estuvieron afectadas por la inflación, las trabas a la importación y la sequía; los datos de enero prometen un 2024 recesivo.
Agobiadas por la inflación, las trabas a las importaciones, la escasez de dólares y la sequía, la construcción y la industria terminaron 2023 en sintonía con lo que mostraron a lo largo de todo el año; es decir, mal. Con caídas en el acumulado anual de 3% y 1,8%, respectivamente, dejan un panorama sombrío para lo que viene, con algunos indicadores que ya presagian meses con dificultades.
Además, según surge de lo informado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos, en diciembre la construcción tuvo una caída intermensual desestacionalizada de 8,8% y una baja interanual de 12,2%, mientras que la industria tuvo un retroceso de 5,4% en el primer caso y de 12,8% en el segundo.
Para el economista Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, era esperable que los datos de estos dos sectores fueran malos. “No ha sido un buen año en general para la actividad económica. La sequía condicionó mucho y eso se vio en algunos rubros de la industria, ya que al analizar los datos mensuales, se veía que lo más incidente en la caída era siempre alimentos y bebidas, que incluyen todo lo que es molienda. Y todo el deterioro macroeconómico en general también tuvo su peso”, opinó el especialista.
En tanto, el economista Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma, comentó que se esperaban bajas fuertes, por lo que habían mostrado los indicadores primarios y por lo que había sido noviembre, con últimos trimestres muy malos para ambos sectores y un balance de año muy pobre. “En general, no fue un buen año para los sectores productores de bienes, lo que sucede es que los servicios compensaron y ayudaron para que la caída del PBI no fuera mayor”, indicó.
La economista Natacha Izquierdo, de la consultora Abeceb, dijo que en la industria “la dificultad en el abastecimiento de insumos de origen importado debido a la creciente deuda comercial, en conjunto con las consecuencias de la sequía en el sector agropecuario y un progresivo freno en el consumo fueron como los principales drivers que afectaron al sector”. En lo que concierne a la construcción, Izquierdo opinó que la aceleración de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo jugaron en contra de la actividad.
Con miras a lo que viene, los primeros datos de 2024 no son alentadores. En lo que hace a la construcción, el Índice Construya, que mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado de los productos para la construcción, tuvo una caída de 19,6% desestacionalizada mensual y se ubicó 29,2% abajo de enero 2023.
En la industria, su principal bloque mostró cifras preocupantes. Según la Asociación de Fabricantes (Adefa), la producción de vehículos fue 38,8 % menor que en diciembre y 16,7 % más baja que enero de 2023; mientras que la comercialización a la red de concesionarios fue 36,4 % más baja que la de diciembre y un 27,9 % menor que la de enero de 2023.
En virtud de estos indicadores, Caamaño afirmó que todo indica que es probable que durante el primer trimestre de 2024 se vean variaciones negativas respecto del trimestre anterior, dando pie a la definición más comúnmente aceptada de recesión. “Las buenas noticias podrían llegar en el segundo trimestre con la cosecha, aunque la falta de lluvias y las altas temperaturas están limando esas expectativas”, agregó el economista.
Para Tiscornia, si se mantiene la mejora que se ve en la parte financiera, se consolida la baja del déficit fiscal, se concreta el alivio de la cosecha y las paritarias recomponen los sueldos, la actividad podrá mejorar a mitad de año. De todos modos, advirtió: “Creo que el primer trimestre va a ser malo y, por más que haya una mejora después, el año terminará con recesión”.
Izquierdo concluyó que el balance es negativo. “Este año, la actividad de la industria estará morigerada por el agro, pero por el lado de la construcción veo alta incertidumbre. La clave será el financiamiento”, destacó.