Fuente: La Nación ~ La producción se expandió 4,3% durante el año, mientras que las obras avanzaron 3,5% gracias al arrastre estadístico; impacto por la falta de dólares y la caída de salarios.
La industria y la construcción, dos motores claves de la economía, terminaron 2022 en crecimiento, aunque hay poco para festejar. Si bien ambos sectores avanzaron en el acumulado del año 4,3% y 3,5%, respectivamente, los dos mostraron en los últimos meses una clara desaceleración en su ritmo de expansión, por lo que los economistas afirman que la cifra anual se explica más por un efecto arrastre que por la solidez de la actividad.
Los datos fueron publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en sus informes sobre el Índice de Producción Manufacturera Industrial (IPIM) y el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC), en los que también informó que en diciembre ambos sectores tuvieron una caída desestacionalizada, respecto de noviembre, de 1,2% y 3,5%, respectivamente. Asimismo, el índice serie tendencia-ciclo registra una variación negativa respecto del mes anterior de 0,4% y 1,2%, en cada caso.
Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, comentó que los datos de ambos sectores fueron pobres y que el año cerró muy mal. “La construcción cae en forma ininterrumpida desde hace cinco meses. Retrocedió 2,7% en agosto; 2,5%, en septiembre; 3,1%, en octubre; 0,5%, en noviembre y 3,5%, en diciembre. Es tan brutal esa caída que se está en un nivel de actividad similar al de mayo o junio de 2022. Y el año en su conjunto tuvo un crecimiento de apenas 3,5%, por lo que cierra bastante flojo”, analizó.
En el caso de la industria, Tiscornia señaló que el crecimiento de 4,3% en todo 2022, si bien es mejor que la cifra de la construcción, no deja de ser magro. “La caída intermensual de 2,7% en diciembre, respecto de noviembre, fue la caída más fuerte del año, y cuando se la analiza por sectores se observa que en muchos de ellos hay retrocesos. Acá pesa el cierre de importaciones y la falta de insumos, que se acentuó mucho en septiembre y octubre. No casualmente todos los indicadores de actividad empezaron a complicarse a partir de entonces”, destacó el economista.
El economista de Consultora Ledesma Gabriel Caamaño opinó que los datos de la actividad industrial y de la construcción de diciembre confirman lo que se venía advirtiendo. “El segundo semestre de 2022 fue marcadamente estanflacionario, con un actividad económica que sufrió producto de la alta incertidumbre, los problemas de abastecimiento de insumos importados y una demanda que se retrajo con la caída de los ingresos reales asociada a la sorpresa inflacionaria de julio-agosto”, explicó el especialista.
Asimismo, Caamaño remarcó que tanto en el caso de la industria como en el de la construcción, el crecimiento acumulado entre puntas de 2022 es negativo y que el alza promedio fue, más que nada, arrastre estadístico. Y lo argumentó así: “En el caso de la industria el arrastre estadístico de 2021 era de 5,1% si se usaba diciembre o 3,6% si se usaba el último trimestre. El crecimiento promedio anual de 2022 fue de 4,3%. En la construcción, el arrastre estadístico de 2021 era de 4,7% o 2,1% , según el período tomado. El crecimiento promedio anual de 2022 fue de 3,5%”.
Matías de Luca, economista de la consultora LCG, rescató que la industria haya podido crecer 4% en el promedio anual, a pesar del contexto de restricción a las importaciones. Pero agregó: “De todos modos, la variación a diciembre fue del -3% anual, luego de tres meses de desaceleración, lo cual deja entrever cierto agotamiento al modelo de crecimiento del sector”.
En el caso de la construcción, De Luca observó un comportamiento peor. “El sector está 10,6% por debajo de lo que operaba 12 meses atrás y en 2022 se contrajo en 7 de los 12 meses, donde casi la totalidad de la caída se concentró en la segunda mitad del año. Con bases de comparación ya normalizadas, anotó su mayor contracción desde la pandemia. Si bien durante el año supo operar en máximos históricos, en diciembre se ubicó un 12% por debajo de este pico”, especificó el economista.
La economista Agostina Myronec, de la consultora Ecolatina, afirmó que en el caso de la construcción se ven dos momentos muy diferentes en 2022. “Por un lado, el primer semestre, cuando el sector acumuló una suba en torno al 5%, y por el otro, el segundo semestre, que arrojó una contracción y que acumuló cinco caídas desestacionalizadas en el cierre del año”.
Esta evolución disímil se debe, según Mynorec a varios factores. “En el primer semestre el sector venía en recuperación postpandemia, ya que venía en recesión antes de la pandemia, sumado a que en un contexto de cepo cambiario en el que no hay posibilidad de ahorro la construcción es una buena opción. Pero, a partir del segundo semestre, comenzaron las turbulencias cambiarias, que hicieron que el gasto en capital disminuyera y el precio de la construcción en dólares cayera”, destacó.
Con este panorama, los presagios para este año no son los mejores. “El fin de 2022 en materia de actividad económica fue flojo y el crecimiento anual se explica por el arrastre estadístico, algo que este año no va a estar. Por eso, no se ven muchas perspectivas de mejora y todos los pronósticos apuntan a un crecimiento del PBI de solo 1%”, estimó Tiscornia.
Para Caamaño, en tanto, “lo más probable es que los datos de actividad económica total de diciembre, que además reflejarán el impacto de la sequía en la cosecha fina, terminarán redondeando una arrastre estadístico negativo para 2023″.
Según De Luca, con una sequía severa, que se estima restará US$10.000 millones de exportaciones; pagos de deuda (por ejemplo, US$3000 millones netos con el Fondo Monetario Internacional), y regulaciones al acceso de insumos importados que se mantendrán o profundizarán, queda poco margen para el optimismo. “Por eso, proyectamos un crecimiento más tenue que el observado en 2022″, concluyó.