Fuente: La Nación – En la Argentina la demanda se concentra en la industria y el comercio con locales, oficinas por encima de las casas; hay pocas fábricas grandes en el país.
La construcción modular gana terreno en la Argentina. La evolución que registra el sistema permite una flexibilidad impensable para el sistema tradicional. Son muy escasas, por ahora, las empresas grandes pero sí se multiplicaron las Pymes que colaboran a expandir, a difundir el conocimiento general sobre la construcción en fábrica, con parámetros que son similares a los que sigue la industria automotriz. Todavía las demandas industrial y comercial son las más importantes, están por encima de la residencial. Juegan un rol clave las necesidades de petroleras y mineras de desarrollar campamentos en las regiones donde operan.
Las ventajas del sistema pasan por la velocidad –una obra que con el método tradicional puede llevar un año, pasa a tres o cuatro meses-; la sustentabilidad (menos residuos, ahorro energético) y la posibilidad de trasladar las estructuras a zonas inhóspitas sea por la geografía o por el clima donde es mucho más complejo tener gente trabajando o trasladar materiales. Las partes o la unidad completa se mueven en camiones al lugar donde deben ser emplazadas.
Los costos, en algunos casos, pueden estar entre 10% y 20% por encima del sistema tradicional básicamente por el impacto de la logística para mover la construcción. Sin embargo los especialistas plantean que, si se toman en cuenta las rotura, robos y el tiempo de obra, el “total se compensa”.
La empresa Unimod, integrante del grupo Azzollini Construcciones es pionera en construcción modular en el país (comenzó hace 30 años). Ejecutó, por ejemplo, el campamento de YPF en Vaca Muerta. Opera en la Argentina y también exporta a limítrofes desde su fábrica en Buenos Aires. Construyen edificios modulares.
Otro jugador importante es la desarrollista cordobesa Edisur que en 2017 puso en marcha Caps, a través de su área especializada en construcción en seco con sistema SteelFrame. La unidad de negocios surgió pensando en el concepto de “cápsula” para ofrecer una solución de vivienda de “calidad, con tecnología y eficiencia, tanto energética como logística”.
Federico Azzollini, socio gerente de Azzollini Construcciones, explica que desde que iniciaron realizan una mejora permanente de procesos lo que les permitió contar con una “planta de fabricación de edificios en un ambiente controlado, con estructuras que se llevan en partes al destino final. Hemos optimizado los procesos lo que permitió bajar los costos y garantizar plazos, un aspecto clave”.
La empresa está ahora trabajando con el concepto de “soluciones de construcciones evolutivas” que implica que las unidades se puedan achicar o agrandar en el tiempo: “Es disruptivo y de gran impacto. Las construcciones se montan en un fin de semana con la consecuente reducción de residuos, de huella carbono”. Comenta que hay desarolladoras que se empiezan a volcar a este sistema que les permite, por ejemplo, avanzar con partes de edificios que van dentro de estructuras tradicionales; comercializan kit de soluciones modulares (por caso, baño y lavadero) y el resto en paneles, con lo que “se arma la casa en seco sin necesidad de que sea completa, después se puede sumar más”.
Desde Edisur, Horacio Parga (h) plantea que, en un comienzo, hicieron viviendas para lugares complejos de llegar pero fueron “evolucionando para buscar producción en volumen”. El año pasado construyeron 2000 metros por mes entre casas, locales, instalaciones fabriles y aulas para la Provincia de Córdoba. “Fueron 75 que permitieron instalarlas donde hacían falta, en poco tiempo -precisa-. En el caso de un mall, se puede montar y después cambiar de zona. Son facilidades muy interesantes”.
Cambios en el negocio
Para la empresa es también un “complemento” del negocio inmobiliario de tierras que lleva adelante como desarrollistas. “Quien compra un lote en 90 días puede tene una casa de 100 o 150 metros cuadrados con todo el confort. También estamos analizando varios proyectos en zonas mineras de Salta, Catamarca y San Juan y en destinos petroleros”, indica.
Azzollini coincide en que el sistema de construcción modular “abre nuevos segmentos de negocios; un dueño de tierra podría concesionarla por ejemplo” por la flexibilidad que tiene de instalar la unidad requerida y después poder deslocalizarla y llevarla a otro espacio. En la empresa cuentan con un sistema de oficinas de alquiler a domicilio. “Hay diversas alternativas con las que se puede trabajar -indica-. Hacemos casas de lujo para Uruguay con costo argentino, muy por debajo de lo que sale allí y, después, las llevamos y las instalamos”.
Más allá de la demanda de la industria y el comercio, en los últimos dos años en la Argentina se usó bastante el sistema modular para emprendimientos turísticos. Los expertos enfatizan que, para cualquier tipo de obra -dependiendo la escala- hay que calificar técnicamente. “No cualquiera puede hacer cualquier obra, se requieren años y procesos de formación continua”, sintetiza Azzollini.