Fuente: Clarín – Piden que no se autoricen más obras de más de 9 metros y declaren la «emergencia urbanística ambiental». Como hubo solo 7 sesiones, no se trataron proyectos para poner límites a las alturas en más de diez barrios.
Entre marzo y septiembre, la Legislatura porteña sesionó siete (7) veces. Aunque los legisladores y legisladoras arrancaron el año con todo (4 sesiones en marzo) después bajaron un cambio (varios cambios): en abril no sesionaron y repartieron el resto de los encuentros (tres) entre mayo, junio y julio. Un clásico de los años electorales.
Algo similar ocurre en el Congreso y en el Senado. Hubo 6 y 5 sesiones, respectivamente. Contra las 17 y las 13 que hubo durante 2022, en cada cámara. ¿En la Legislatura porteña? El año pasado fue intenso, con 25 sesiones, entre las ordinarias, las especiales y una extraordinaria.
Sin embargo, en territorio porteño, lo que no se detiene y no toma descanso, es la construcción en altura y la preocupación de los vecinos y las vecinas que habitan los barrios de casas bajas. Por este motivo, se concentraron este miércoles en Perú al 100: para pedirle al cuerpo legislativo que se reúna, que debata y sesione para ponerle un freno a estas obras que están cambiando de manera radical la dinámica en los barrios.
Principalmente, hicieron llegar a la Legislatura un documento en el que solicitaron la suspensión «inmediata del otorgamiento de permisos de demolición, de obra nueva (que supere los 9 metros de altura) o de obras que invaden el pulmón de la manzana». Y que se declare una «emergencia urbanística ambiental».
Como se dijo, hacen esta petición debido a que los legisladores no están tratando las modificaciones solicitadas en los proyectos de ley presentados por los vecinos y vecinas. Si bien hay zonas que sí lograron que la Legislatura apruebe modificaciones –Bajo Belgrano, entre otras-, son muchos más los que solicitan también modificaciones.
«Este Código y sus excepciones están destruyendo la calidad de vida de vecinas y vecinos y la fisonomía de la Ciudad, al tiempo que fomentan el aumento exponencial del volumen constructivo, las alturas y el avance sobre los pulmones de manzana, las líneas de frente y de retiro. El estallido de la explotación comercial, la saturación de usos del suelo y los servicios. El avance sobre los espacios verdes y la pérdida del arbolado urbano”, dijeron desde la InterBarrial Buenos Aires (IBBA), una organización conformada recientemente y que agrupa a los diferentes colectivos vecinales porteños.Un grupo de vecinos se manifestó en la Legislatura para pedir que se traten proyectos que limiten la construcción en altura. Foto: Télam
Los barrios de la polémica
Justamente el tema se encuentra atravesando a todos los barrios de casas bajas: Chacarita, Coghlan, Parque Chas, Núñez, Saavedra, Villa Ortúzar, Villa Crespo, Villa del Parque, Urquiza y Villa Santa Rita, entre otros.
La legisladora Claudia Neira, del Frente de Todos, es la referente de este tema y junto a sus asesores ayudaron a los vecinos y vecinas a redactar técnicamente los proyectos, que deben ser tratados en las diferentes comisiones.
La legisladora le dijo a Clarín que los vecinos «han logrado quebrar el silencio del oficialismo en la Ciudad, que se vio obligado a volver sobre sus propios pasos y a admitir la necesidad de ponerle límites al Código Urbanístico». Y entiende: «Hoy podríamos tratar las leyes que ya han presentado los vecinos de Villa Devoto, Villa del Parque, Palermo, Chacarita y Coghlan, entre otros, que buscan también frenar el impacto negativo que este Código ha tenido en sus barrios”, indicó.Carteles en los balcones para pedir límites a la construcción de torres y edificios. Foto: Luciano Thieberger
Jueves de sesión
En la sesión de este jueves -que en rigor está convocada para tratar la ampliación presupuestaria de rutina– la legisladora promoverá que se vote una fecha para darle tratamiento a la modificación que solicitan los vecinos. Que la fecha aporte certeza a los vecinos. «Porque se siguen entregando permisos, la construcción avanza y el daño en los barrios es cada vez es más irreversible», entiende Neira.
Por otra parte, el candidato a jefe de gobierno por Juntos por el Cambio, Jorge Macri, también manifestó que en la Ciudad «hay zonas enteras que necesitan un fomento del desarrollo, como muchos de los barrios del sur. Y otras áreas, como el norte o el oeste, que no lo necesitan porque ya tienen un perfil residencial consolidado. El código vigente debe ser revisado para mantener la morfología que tradicionalmente tiene cada barrio; proteger su personalidad, su propio ADN», había manifestado Macri.
Como ocurrió en las zonas de Bajo Belgrano y en Lomas de Nuñez, las modificaciones que proponen los vecinos se ajustan a las dinámicas de sus barrios, en definitiva la visión que le faltó, que no tuvo, este nuevo Código Urbanístico que, más que nunca, denota el desequilibrio entre el norte y el sur de la Ciudad.