Fuente: La Nación – Desde edificios que lloran hasta problemas con las cañerías, lo que prometían ser hazañas arquitectónicas impresionantes se convirtieron en pesadillas para los propietarios
La Torre Beetham, un rascacielos de 47 pisos en el corazón de Manchester, no es conocida únicamente por su impresionante altura y diseño en forma de cuchilla, sino por un fenómeno sonoro inesperado. Sus primeros 22 pisos están ocupados por la cadena hotelera Hilton, y desde su construcción hace casi una década, los vientos fuertes la convirtieron en un “instrumento de viento” que emite un persistente silbido, afectando la tranquilidad de los residentes.
El fenómeno surgió poco después de finalizar la construcción del edificio. Un zumbido, perceptible a varios kilómetros de distancia, se originaba debido al viento al chocar contra el elemento destacado del edificio: una suerte de “cuchilla” conformada por láminas de vidrio que se eleva por encima del volumen principal.
A pesar de los esfuerzos dedicados a encontrar una solución, que incluyeron la colocación de almohadillas de espuma y parasoles de aluminio en la cuchilla, e incluso intentos de eliminar el elemento causante del ruido, hasta ahora ninguna de estas medidas ha tenido éxito.
El propio arquitecto de la torre, Ian Simpson, quien vive en el penthouse de los últimos pisos, experimentó personalmente la molestia del sonido que él mismo contribuyó a crear sin desearlo. Mientras tanto, la paradoja de esta situación se acentúa con el estancamiento de los departamentos en el mercado inmobiliario, quedando en un limbo de ventas.
Este caso no constituye un incidente aislado entre edificaciones imponentes que resultaron ser decepciones. La firma detrás de la construcción de la Central Park Tower, la reconocida Extell, que finalizó en 2019, tenía grandes expectativas de convertir el inmueble en un éxito de ventas; sin embargo, a fines de 2022, la torre apenas contaba con menos de 30 unidades ocupadas.
El penthouse de la torre, por ejemplo, se encuentra a la venta desde hace un año. Inicialmente listado por US$250 millones, este tríplex de 23 habitaciones, dos cocinas, 11 baños y un salón de baile, redujo su precio en un 22% y actualmente está disponible por US$195 millones.
A pesar de haber generado atención inicial y expectativas de ser la transacción más costosa en la historia del mercado inmobiliario de Nueva York, la falta de interés comercial, el complejo panorama inmobiliario y presuntos errores de construcción han conducido a la necesidad de rebajar el precio.
Algunos arquitectos achacan la falta de éxito a problemas de diseño, señalando experiencias incómodas, como el ruido del viento. Desde entonces, han proliferado los rumores y, gradualmente, ha disminuido el interés, no solo en esta unidad, sino en todos los inmuebles situados en pisos más elevados de este rascacielos. La reputación desfavorable de los penthouse fue en aumento.
En la actualidad, Central Park Tower pone a disposición unos 14 departamentos en venta, con valores que oscilan entre los US$6,5 millones y los US$195 millones (este último caso corresponde al ático con su precio rebajado).
Cañerías, ascensores, paredes y más problemas
Otro caso de características similares fue de 432 Park Avenue. En ese edificio construido en 2016, que fue brevemente el edificio residencial más alto del mundo, ahora se encuentra en el centro de disputas entre los residentes y los desarrolladores, destacando que incluso etiquetas de precio multimillonarias no garantizan una vida sin problemas.
Las quejas incluyen daños millonarios por agua debido a problemas de cañería y mecánicos, mal funcionamiento frecuente de ascensores y paredes que crujen, problemas que podrían estar relacionados con la inmensa altura del edificio.
La torre, conocida por ser una de las más caras del mundo, revela disputas internas entre residentes ricos e influyentes sobre cómo abordar los problemas sin afectar los valores de las propiedades. Recientemente, la unidad del piso 79 se vendió por US$65,6 millones después de dos años en el mercado, marcando una reducción significativa desde su precio inicial de US$135 millones.
Las quejas también incluyen aumento significativo en los gastos anuales y costos en las instalaciones del edificio, como el restaurante privado.