Fuente: Ámbito – Resulta fundamental que las empresas no se mantengan ajenas a la realidad y ofrezcan soluciones que acompañen a sus clientes en situaciones difíciles.
La venta en pozo, es decir, la comercialización de inmuebles antes de que se complete su construcción, se ha convertido en una opción atractiva tanto para compradores como para desarrolladores, aunque enfrenta algunos desafíos en el contexto económico actual.
En una economía donde la liquidez es un recurso escaso y la compra al contado resulta difícil para muchos, es crucial elegir una empresa desarrolladora con la solvencia financiera necesaria para ofrecer distintos tipos de financiación, incluso planes que extiendan los pagos más allá de la posesión.
Dado que las unidades en pozo solo pueden visualizarse a través de renders o imágenes ilustrativas, es fundamental que la desarrolladora cuente con un showroom. Esto permite a los compradores conocer de primera mano las terminaciones, la calidad de los materiales y los detalles constructivos que no siempre se aprecian en una imagen digital.
Además, es esencial que todos estos aspectos estén claramente especificados en el contrato, para evitar sorpresas desagradables al momento de la entrega de la propiedad.
Una gran ventaja que pocos desarrolladores consideran es la flexibilidad en los contratos, siempre buscando el beneficio del cliente. Un ejemplo de ello es la posibilidad de acordar refinanciaciones en casos de mora en el pago de una cuota, entre otros términos que puedan ajustarse de manera justa.
En el contexto económico actual del país, resulta fundamental que las empresas no se mantengan ajenas a la realidad y ofrezcan soluciones que acompañen a sus clientes en situaciones difíciles. Esto no solo favorece la relación comercial, sino que también fortalece la confianza y el compromiso entre ambas partes.
Director de Grupo 8.66.