Fuente: La Capital ~ Como curador del Pabellón de Argentina dentro de la Bienal de Venecia, el arquitecto Gerardo Caballero marca presencia rosarina en este importante evento de relevancia mundial, que inauguró el 22 de mayo pasado y estará abierta hasta el 21 de noviembre. Con su propuesta “La casa infinita”, que ganó por concurso público, la instalación nacional ofrece a los visitantes un espacio para compartir y difundir nuevas miradas sobre nuestro país, rico en diversidades y encuentros, como lo reflejan las diferentes obras que inspiraron esta apuesta.
Debido a los inconvenientes que impuso la pandemia por el coronavirus, se suspendió la muestra del año anterior. Y por decisión de los organizadores se trasladó para esta temporada, con el mismo formato general, y persiguiendo la misma consigna impulsada por el comisario de la Bienal, el libanés Hashim Sarkis: “¿Cómo viviremos todos juntos?
En esta 17° exposición internacional de arquitectura, Caballero propone una visión de la unidad en la diversidad que se expresa en un concepto de hábitat en el que la casa propia se extiende a todo el mundo. Promueve instancias de reflexión sobre la necesidad de una reconfiguración histórica, política y social, alrededor de la convivencia y del modo de relacionarnos con el espacio circundante y los seres que lo habitan.
En esta ocasión, este destacado profesional local contó con la colaboración de Paola Gallino, Franco Brachetta, Sebastián Flosi, Ana Babaya, Leonardo Rota, Emmanuel Leggeri, Sofía Rothman, Gerardo Bordi, Edgardo Torres, y Alessandro De Paoli.
Esta puesta, levantada en los Arsenales de Venecia, está inspirada en la tradicional casa popular argentina, como elemento distintivo. “Tomé una casa popular que se repite mucho en Argentina: una casa chorizo. Y a partir de ese tema desarrollamos el proyecto, que pretende decir que vivimos en una casa que es mucho más grande, que nuestras habitaciones y que puede ser el barrio, la ciudad, el país, y hasta el mundo, como algo infinito que no se termina nunca”, le explicó Caballero a este diario.
La casa infinita en la Bienal de Venecia.
“Esa es nuestra casa, una casa tan grande que en los patios tiene montañas, lagos, mares, ríos, y es una casa que se puede recorrer a pie, en bicicleta, en avión o a caballo. De un lado es de día, y del otro lado es de noche. Creo que todos debemos ser conscientes de que vivimos en una misma casa donde lo colectivo es mucho más importante que lo individual”, remarcó este profesional rosarino.
Muy buena aceptación
“Más allá de la pandemia, vi más gente de lo que yo imaginaba. De Argentina estuvo en la inauguración el Embajador que está en Roma, Roberto Carlés, también hubo representantes del área de cultura del gobierno nacional. Y ya en los primeros días de la muestra vimos que nuestro pabellón tuvo una muy buena aceptación”, contó Caballero.
¿El pabellón quedó como pretendía?
Mejor de lo que imaginaba. El lugar donde está instalado es muy grande, y esto de “La casa infinita”, con muchas habitaciones que se van atravesando, quedó muy bien. Y con esto del Covid, al entrar por un lado y salir por otro, pasando un laberinto de habitaciones, se generaban situaciones muy interesantes y además eran mejor desde el punto de vista sanitario. No hubo problemas técnicos y quedó muy bien construido. Incluso en los manteles donde están las obras, también fue muy buena la calidad de impresión. Y el hecho de estar solos en un pabellón que está muy bien ubicado, también ayudó mucho. Quedamos muy conformes con la instalación y también con el catálogo.
¿Cómo eligieron las obras que se muestran en el pabellón?
Elegimos obras y proyectos de viviendas colectivas para respetar el lema de la Bienal que es “¿Cómo viviremos todos juntos?”. Hay muchas realizaciones de arquitectos de Rosario, Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza, Salta, San Luis, Misiones, y Neuquén, es una propuesta participativa que muestra un panorama amplio de todo el país. Quedé muy conforme por la pieza física que implica el pabellón, pero también por la decisión de llevar nuestra forma de hacer, de construir, de mostrar nuestra cultura.
¿Qué virtudes destaca de la instalación argentina?
El pabellón está hecho con elementos de arquitectura: con paredes y puertas. Y esa apuesta creó espacios y generó una química muy particular con el lugar donde está emplazado. Se creó un muy buen diálogo con lo existente. No es un objeto puesto dentro de una sala. Acá se armó una buena historia con la sala, y eso me gustó mucho. Además, creo que también muestra mi manera de hacer. No pretensiosa desde lo físico, pero muy ambiciosa en lo conceptual. Y en esta idea de “La casa infinita”, dentro de “¿Cómo viviremos todos juntos?”, cierra algo que queríamos contar y que quedó muy bien armado. Algo que salió de lo literal y se ubicó en un muy buen lugar.
Este año recibió un monográfico de la Revista 041 dedicado a tu recorrido, y a eso se suma esta participación en la Bienal. ¿Qué representa todo eso?
Son todas cosas muy motivadoras. Lo de la revista, que también se postergó por la pandemia, para mí es un enorme orgullo compartir un tríptico con Rafael Iglesia y Marcelo Villafañe. Esa publicación es un honor porque es una revista de culto, que tiene mucha gente que la sigue, y que se fue reconstruyendo con los años, logrando mantener una línea. Y lo de la Bienal, en esta edición me quedé muy contento porque creo que le encontré la vuelta de lo que quería mostrar. La casa infinita ya me había abierto una puerta y ganar el concurso fue una gran satisfacción. En esta ocasión, la pandemia estiró los tiempos de todo, pero la arquitectura siempre te enseña a ser paciente. Ahora, ya con el pabellón levantado es un gran orgullo representar a mi país.
¿Esto marca el aporte y el posicionamiento de la arquitectura rosarina?
La arquitectura argentina en general, y la rosarina en particular, está muy bien considerada en los ámbitos de la disciplina. El pabellón tiene muchos representantes de Rosario, de gente joven y otra más grande, que muestra la calidad de arquitectura que hay en Rosario. Algo que no es de ahora. Creo que hay mucha mística en nuestra ciudad, y mucho interés por la arquitectura.