Fuente: Ámbito ~ Si bien tradicionalmente el Día del Arquitecto se celebraba el el 8 de noviembre, en coincidencia con el Día Internacional del Urbanismo, que conmemoraba la última reunión del Congreso Internacional de Arquitectura Modern, tras la iniciativa de Unión Internacional de Arquitectos (UIA), desde 1985 corresponde el 1 de julio en nuestro país.
Bajo el objetivo de recordar el día en que se creó la entidad en Suiza el 1 de julio de 1949, aún así en 1996se convocó una nueva asamblea para trasladar el festejo al primer día de octubre, para hacerlo coincidir con el Día Internacional del Hábitat y para fortalecer la responsabilidad de los arquitectos, en la construcción de ciudades y comunidades más saludables.
Sin embargo la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos (FADEA) decidió mantener en nuestro país dicha asignación en el calendario pese a las modificaciones a nivel internacional.
Respecto a los desafíos frente a visiones, creatividades, diseños, dibujos que destacan las ciudadanos y dan confort a cada familia con una mejor calidad de vida, los arquitectos se enfrentan a la situación económica que incide en la industria.
El pasar de los años requiere de una inversión tecnológica que en lo ideal trabaje en conjunto con la ecología. Este panorama, para proyectar en espacios públicos y privados, aún no es posible ya que Argentina incorpora poca tecnología e incluso construye con mano de obra intensiva.
En este sentido, la meta de suplir las necesidades humanas, se ve dificultada porque dicha inversión se la relaciona con el largo plazo y con el impedimento de obtener financiamiento, por lo que hay una asignatura pendiente importante.
Asimismo se trabaja en menor medida en la conservación de energía. Por ello, las cuestiones tarifarias y el hecho de que la energía en Argentina esté subvencionada en su mayoría, desalienta el uso de este tipo de recursos. Aunque esto ocurre a nivel latinoamericano, a diferencia de los países desarrollados como los de Europa y Asia.
Con este marco, entonces, las asignaturas pendientes se reducen a la tecnología, la sustentabilidad de triple impacto y la falta de financiamiento en los proyectos que podrían solucionarse a través de préstamos bancarios para obras, créditos hipotecarios y capacidad de captar fondos en el mercado de capitales.