Fuente: Clarín – Con escáneres de barrido aéreo, la Biblioteca Nacional digitalizó más de 300 planos originales del edificio, declarado Patrimonio Histórico Nacional y diseñado por los arquitectos Clorindo Testa, Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga.
Así se convirtió en una de las pocas instituciones en Latinoamérica con este equipamiento que permite registrar y conservar materiales en «profundidad».
Se trata de una tecnología que genera una imagen sólida de alta resolución en materiales de gran formato y permite escanear con profundidad, por lo que puede registrar cuadros y obras de arte.
El proceso de trabajo con estos planos llevó 4 meses y medio, ya que, explica Ignacio Gaztañaga, responsable del Centro de Microfilmación y Digitalización, «se trataba de planos de 50 años, de papel vegetal ya envejecido».
La fuente agregó que estaban en la Fundación Clorindo Testa y debieron trasladarse hasta la Biblioteca. En total se digitalizó un total de 302 planos (algunos de más de 2 metros de largo) identificados como planos de «proyecto» y de «proyecto e instalaciones».Ventanita. De la Biblioteca Nacional, Monumento Histórico Nacional. Foto: archivo
El equipo, de dos metros de largo y 1.60 de profundidad, escanea aéreo y reproduce texturas de obras de arte donde se apreciar la trama y la pincelada, agregó la fuente.
El desafío más complejo que enfrentó este proyecto fue diseñar la logística de traslado de los planos desde la Fundación hacia la Biblioteca, que se concretó en 14 entregas a través de rollos de cartón de 20 cm de diámetro.Clorindo Testa. Arquitecto argentino célebre. Foto: Lorena Lucca, archivo
La concreción de este proceso de digitalización de los planos se formalizó con la reunión de Joaquina Testa, hija del reconocido arquitecto, y Julio Suaya, director ejecutivo de la Fundación Clorindo Testa,.
El próximo trabajo a realizar con este equipamiento será la digitalización de la mapoteca y cuadros de la sala del tesoro de la institución, ubicada en Agüero 2.502, en la Ciudad de Buenos Aires. Además se digitalizarán los diarios doble sábana que se encuentran en la hemeroteca.
Un cruadrúpedo de hormigón
El edificio de la Biblioteca Nacional es un ícono de la corriente del brutalismo, expresión más extrema del movimiento moderno de la arquitectura.
Testa contó que la idea fue ubicar los depósitos de libros bajo tierra para dejar lugar a la plaza que el Estado quiso ubicar en la superficie. Además, así se protegería a los libros de la luz y se podría expandir ese espacio sin necesidad de cerrar el lugar al público.
Sin el peso del depósito, el resto de la biblioteca fue elevado y sostenido por gruesas columnas. Las «patas» del «cuadrúpedo», según Testa.
La sede es un ejemplo clave, de los más populares, de diseño brutalista. Fue construida a partir de de un proyecto de Clorindo Testa y de sus colegas Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga, tras ganar un concurso nacional en 1961. Y demoró 3 décadas terminarla.
La corriente arquitectónica brutalista se expandió entre 1950 y 1970. «Brutalismo», la palabra, viene del término francés béton brut (hormigón crudo), que difundió -como pocos- el arquitecto suizo Le Corbusier, pope de la simplicidad.
Se basa en la exaltación de la geometría, “intervenida” con quebradas y calados, y de la pinta de materiales nada suntuosos.
Con información de agencias