El «modelo Córdoba» y la captura de carbono

Fuente: Clarín – La economía de la provincia mediterránea se basa en la agroindustria, que gana en eficiencia productiva y sustentabilidad ambiental. Vale la pena mirarnos en ese espejo.

El «cemento verde» u «hormigón ECO2+» es una solución respetuosa con el ambiente que reduce las emisiones de carbono, mejorando a su vez la resistencia y durabilidad del hormigón. (foto: Arinco)

El resultado de las PASO sacudió a toda la sociedad. Y dentro de ella, al campo, donde la esperanza de un cambio de política es manifiesta. Se pide a gritos un programa que ponga fin al desdoblamiento cambiario y a los derechos de exportación. Con matices, eso está en la agenda de JxC y LLA. También en la de Juan Schiaretti, a quien debe darse el crédito de haber colocado estas cuestiones en el centro del tablero, más allá de cualquier sesgo partidista.

Escribo estas líneas, precisamente, desde Villa María. “Modelo Córdoba”, voy a evocarte con un par de pinceladas. Si nos miramos en este espejo, podremos armar mejor la agenda económica y social.

La economía cordobesa se basa claramente en la agroindustria. No solo son dólares verdes en todo sentido. Allí están radicadas las dos principales empresas agroalimentarias del país (Arcor y AGD) de capital nacional. Son imponentes, pero son sólo lo que se ve de un témpano flotante. Por debajo hay un gigante sumergido que estremece, diría Zitarrosa.

El entramado es maravilloso, a pesar de que más de la mitad de la producción (no de la renta, donde la exacción es obscena) se va por brecha cambiaria y retenciones. Así y todo, la nave va. Imaginemos lo que sería esto si los ingresos quedaran donde se originan.  

Aquí se fabrican tractores, cosechadoras, pulverizadoras, sembradoras, carros mezcladores de raciones, tolvas y toda la ferretería necesaria para generar granos, carne, leche, cerdo y ahora aves. Y en la última década arrancó la era del etanol de maíz, sin duda el mayor aporte a la agenda ambiental de un país errático en la materia. El maíz argentino es el que ostenta la mejor huella de carbono del planeta, y hoy esa es una plataforma fenomenal para lo que viene. Y hay cuestiones muy, por así decirlo, elegantes. Veamos.

Visité ayer la planta de una empresa constructora de Bell Ville, Arinco, que brinda servicios de hormigón en todo el país. Ha construido infraestructura para toda clase de industrias, muchísima vinculada al agro. Por ejemplo, los tres últimos galpones del megatambo de Adecoagro, pero también plantas de silos de grandes transnacionales como Cargill, Cofco, etc. Pero no fue eso lo que me atrajo.

La visité para conocer el sistema de “cemento verde” que implementó este año. El cemento verde es un proceso creado en Canadá. Arinco adquirió la licencia. Consiste en inyectar CO2 en el “trompo” donde se mezcla la receta del hormigón. Con este proceso, se reduce el contenido de cemento, logrando al mismo tiempo un hormigón más fuerte. Ese cemento tiene una huella de carbono muy elevada, por lo que achicar la proporción tiene fuerte impacto ambiental. Pero además secuestra CO2.

¿Cuál? El que proviene de la fermentación del maíz en la cercana planta de ACABio. Allí se instaló otra empresa de Villa María, Chiantore, especializada en gases industriales. Antes producía CO2 quemando gas. Ahora, recuperando el de ACABio. Carbono biogénico.

Así que el etanol no solo contribuye a la batalla por la descarbonización sustituyendo a la nafta (hoy en un 12%, ojalá pronto ecualicemos con Brasil que está en un mínimo del 27% y con los autos flex llega al E100), sino que agrega valor ambiental a la construcción.

El carbono fue el leit motiv del congreso de Aapresid de la semana anterior. Se instaló como una gran oportunidad. Lo es en Uruguay. ALUR, el brazo bio de ANCAP, licitó y otorgó a una empresa alemana la autorización para producir 180.000 toneladas por año de e-gasolina a partir de la captura de 710.000 toneladas por año de CO2 proveniente de la combustión de biomasa y destilación de alcohol de cereales. Con mecanismos de mercado, como le gusta a los libertarios. Va a generar además 100.000 toneladas de hidrógeno verde por año. Una inversión cercana a los US$ 1.985 millones. Ocupará 1.600 empleados a tiempo completo durante la etapa de construcción (alrededor de 30 meses).

Bueno, eso es el modelo Córdoba. Lo venimos diciendo desde hace tiempo.

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