Fuente: iProfesional ~ Se necesita llegar a acuerdos que integren a las fuerzas productivas, los colegios de arquitectos, los maestros de la arquitectura y las universidades.
La crisis del coronavirus ha atravesado a la humanidad y nos ha interpelado a todos con preguntas muy profundas con respecto al futuro de nuestro planeta, de nuestro país, de la vivienda, de la arquitectura y de las ciudades. Para hacer frente a estos desafíos, se necesita llegar a acuerdos que integren a las fuerzas productivas, los colegios de arquitectos, los maestros de la arquitectura y las universidades.
Somos conscientes de que la Argentina tiene una deuda habitacional y por eso nuestro sector produce 500.000 toneladas mensuales, que permiten construir 50.000 casas PROCREAR por mes. Al tener un alcance federal y contar con plantas industriales a lo largo del país, estamos capacitados para responder a las demandas de un Plan Nacional de Viviendas.
La Argentina siempre logró crecer a partir de las crisis, y una de las experiencias que nos permitió superarnos fueron los movimientos de autoconstrucción que tuvieron lugar tanto en la crisis de 2001 como durante la pandemia. Por eso es necesario promover la capacitación para que se extiendan y contribuyan a resolver el déficit habitacional.
En las últimas décadas, la sociedad comenzó a ser consciente de la necesidad de cuidar nuestra casa común, que es el planeta y por eso, gracias al compromiso de los socios de la Cámara Industrial de Cerámica Roja (CICER), invertimos más de 100 millones de dólares en tecnificación para posicionarnos como una industria sustentable que no utiliza químicos, no genera «scrap», ni residuos para el medio ambiente y que incluso incorpora desechos de otras industrias en las mezclas.
La sociedad interpela a las empresas para que asuman el compromiso con el medio ambiente. Nuestra industria, con pilares basados en la naturaleza, hace su aporte y tiene una visión competitiva en esta materia, superando en beneficios a otros materiales que claramente generan un mayor impacto ambiental para nuestro planeta. Eugenia Ctibor, Presidenta de CICER
CICER está conformada por 17 empresas de capital nacional que se distribuyen en 26 plantas industriales a lo largo de toda la Argentina y tiene una participación del 90% en la edificación de viviendas. En este rubro, los avances tecnológicos permitieron la producción de una nueva generación de ladrillos huecos termoeficientes que cumplen con los niveles de transmitancia térmica exigidos por las reglamentaciones y por la Secretaría de Vivienda de la Nación y cuyo consumo aumentó cerca de 50 % en los primeros nueve meses del año según el INDEC.
El ladrillo termoeficiente logra la máxima performance en aislación térmica mediante la incorporación de celdas aislantes. Esta tecnología permite responder a las exigencias crecientes de construir de manera más sustentable y de ahorrar energía, ya que disminuye el consumo de calefacción y acondicionador de aire. Actualmente es la solución constructiva más elegida por arquitectos, desarrolladores, constructores y consumidores.
Este ladrillo es aislante térmico, aislante acústico, no es tóxico, resiste al fuego, tiene un bajo costo, no necesita mantenimiento y dura más de 100 años. Sin embargo, sus prestaciones aún no se reflejan en las normas IRAM 11601 que deben proporcionar a los usuarios los datos necesarios para su aplicación y que contienen información desactualizada que no se condice con los elementos constructivos que utilizamos en nuestro país.
Además de las normas IRAM que hace veinte años no hemos logrado actualizar, debemos ser creativos para debatir la agenda de crecimiento y así generar la evolución estructural que necesitamos a través de un diálogo profundo y sincero con todos los actores y referentes a fin de correr la frontera y poder trasportarnos hacia un futuro que sea más importante y beneficioso para todos. Soy optimista, ya que formamos parte de un sector que genera más de 3.000 puestos de trabajo directos, que siempre estuvo a la vanguardia de los cambios y que es sumamente consciente de que la economía solo se reactivará con la construcción.