Fuente: Cronista ~ El ladrillo sigue siendo una forma de resguardo de valor y la permuta de inmuebles o terrenos por unidades a construir adquirió un gran volumen de consultas entre los especialistas inmobiliarios. Qué particularidades tiene esta práctica y qué cuidados hay que tener.
El mercado inmobiliario argentino sigue viviendo las vicisitudes de la crisis económica actual. Sin embargo, los dos años de pandemia hicieron repuntar una modalidad dentro del rubro: la permuta de inmuebles o terrenos por unidades a construir. La causa principal de esto es el auge de desarrollos inmobiliarios en todo el país, ya que el ladrillo sigue siendo una forma de cobertura histórica para los argentinos.
Así, los terrenos loteado pasibles de convertirse en un edificio o complejo, siguen siendo atractivos para esta modalidad en la que una persona que es propietaria de un inmueble de cualquier tipo -ya sea terreno, parcela sin construir o una vivienda-, recibe la oferta de un desarrollador para edificar.
La transacción no estaría dada por un intercambio monetario sino una entrega a cambio de una cantidad de las unidades construidas el día que se finalice la obra.
Así, la constructora se compromete a edificar el terreno luego de haberlo adquirido. Esta modalidad no es ilegal pero no está regulada por la ley actual, por lo que constituye una figura atípica a pesar de ser una práctica bastante común en el real estate.
PERMUTA DE INMUEBLES: PROS Y CONTRAS DE ESTA PRÁCTICA
Según un relevo hecho por la periodista especialista en real estate, Lucila Barreiro, «desde el punto de vista de la constructora, las ventajas son muchas. Porque no desembolsa una gran dinero para la compra del terreno – que es la pata fundamental de cualquier desarrollo- y además puede hasta pedir un crédito para construir o la opción más utilizada que es construir bajo la figura del fideicomiso al costo».
«Además, en muchos casos la constructora no desembolsa dinero y se queda con un bien«, agrega.
Sin embargo, «para el propietario esta práctica tiene un alto riesgo: porque se deshace de un capital y queda a la expectativa futura de ser propietario de una o más unidades a futuro«.
En definitiva, si bien hay un compromiso por la entrega de unidades, los tiempos de entrega de las mismas puede verse alterado ya sea por impericia de la constructora o por dinámicas fluctuantes propias de la economía argentina.
PERMUTA: LOS RECAUDOS A TOMAR
Para ello, recomiendan que quienes estén interesados en hacer esta práctica primero se asesoren legalmente ante las eventuales ofertas contractuales. Los detalles vinculados a los plazos de ejecución de la obra o los materiales de construcción pueden ser objeto de negociación entre las partes.
El cumplimiento de lo pactado, según detalla el reportaje hecho por la periodista de La Nación, podría darse por cualquier medio de garantía.
«Se puede constituir una hipoteca en garantía de las obligaciones a futuro, o algún tipo de fideicomisos en garantía, cesiones de derechos en garantías. Pero esto no siempre es aceptado por la constructora porque tampoco se va esclavizar con garantías muy costosas que la inmovilicen, entonces, a veces se otorgan hipotecas sobre el mismo inmueble», detalla.
«El punto es que el propietario tendría que buscar herramientas legales, que hay muchas; y posibles, que no hay tantas, para que la constructora garantice las obligaciones de modo que, si no lo hace, el propietario tenga una forma rápida y segura de ejecutar los incumplimientos y resarcirse de los daños que le ocasione», concluye.