Yakisugi: la milenaria técnica japonesa que se abre paso en deco y real estate

Fuente: Ámbito – Se cree que data del siglo XV. Consiste en quemar la madera para prolongar su vida útil. Franco Faggioni, de Kokkai Yakisugi, explica los beneficios de su implementación.

En los últimos años, una de las novedades en el plano del real estate y el deco fue la emergencia del yakisugi. Pese a haber irrumpido con la potencia de algo inédito, el yakisugi es una técnica milenaria oriunda de Japón, que consiste en conservar la madera a través del fuego.

Los investigadores sitúan los inicios del yakisugi en el siglo XV aproximadamente. Dado que el país nipón es permeable a catástrofes naturales, se cree que un hecho de esas características debió quemar madera en algún punto de la isla y sus habitantes descubrieron que de esa forma duraba más.

Si bien hay antecedentes en otros lugares, es en Japón donde se transformó en una técnica que no solo prevalece hasta el día de hoy, sino que además gana adeptos y amantes día a día.

Qué es el yakisugi

«El yakisugi empezó a tener una identidad en la historia de la construcción en Japón. Las fachadas se empezaron a hacer con madera carbonizada. Hay imágenes, información concreta que habla de cómo el yakisugi cobró valor como método para preservar la madera exterior», dice Franco Faggioni, fundador de la firma Kokkai Yakisugi.

Años atrás Franco trabajaba en la industria química, hasta que se cansó y decidió empezar a construir muebles de madera. Una vez volcado a la carpintería, conoció el yakisugi y cayó rendido. Al día de hoy, Kokkai Yakisugi se especializa en esa técnica japonesa.

Al respecto, Faggioni cuenta: «Esto se difundió porque alguien fue a Japón, encontró este material en desuso hará 15 años y dio con un nuevo producto. Es como si vinieran acá y nos dijeran ‘el ladrillo a la vista de ustedes está hermoso, me lo voy a llevar a Noruega'».

«Empecé a quemar cedro, a hacer unas tablas para un emprendimiento de gastronomía oriental que me contactó con otra gente. Me pregunté por la posibilidad de fabricarlo a gran escala como en Japón, en Europa o Nueva Zelanda. Habrá 10 productores mundiales pero son talleres chicos, porque es un producto muy slow. No hay una provisión a escala gigante de yakisugi», amplía.

Franco pondera que el yakisugi no utiliza ni cromo, ni cobre, ni arsénico, los tres químicos que se usan en Argentina para tratar la madera, que son tóxicos y que están prohibidos en la mayoría de los países desarrollados.

«Suplantar una madera, que en Argentina se trata con productos químicos, desde ese punto de vista ya es una alternativa sustentable: no hay una gota de químico. Se fabrica en Argentina», grafica.

Además de hacer durar más la madera, el yakisugi tiene un impacto muy fuerte en lo decorativo, por las texturas que genera: «No hay otro tratamiento que lo haga. Te alarga la vida útil pero la madera también queda con unas texturas únicas. Se arman unas costras que son excelentes».

En el yakisugi, la madera se carboniza hasta armar una suerte de piel de cocodrilo. Posteriormente es imprescindible un laqueado adecuado para sellar los poros. Así queda protegido por un polímero de terminación, «que es como una película que protege contra rayos UV, sella el poro y hace que no manche la madera al tocarlo», comenta Franco.

A la hora de elegir las maderas, Faggioni pondera tres: pino elliotis, el eucalyptus grandis y el kiri.

«Nos dimos cuenta con el tiempo de que son las únicas maderas en las que podemos descansar en Argentina por el volumen de producción al que se puede acceder. El pino es muy bueno, pero está dentro de las maderas dulces, a las cuales a los insectos y los hongos les gustan mucho. De todas formas, cada especie recibe al yakisugi de manera distinta y genera texturas únicas», dice.

Impacto

Con respecto al impacto de yakisugi en Argentina, el fundador de Kokkai Yakisugi relata que «está todo muy bien» y que el cliente «está muy ávido de conocer».

«En la construcción, donde las novedades son muy escasas, el yakisugi te da una posibilidad nueva de texturas y colores para jugar. El producto está dirigido tanto para clientes finales que se están haciendo su casa con un arquitecto, que vieron esta alternativa y les gustó, como para estudios o constructoras que ven en esto una nueva posibilidad para ofrecerle al cliente», explica.

Kokkai Yakisugi está en la localidad bonaerense de General Madariaga y ya logró colocar sus productos en San Martín de los Andes, Villa la Angostura, Trelew, Salta, y Tucumán. Actualmente las personas que trabajan en la firma son siete.

Franco analiza: «Queremos seguir siendo un emprendimiento pequeño. Tuvimos posibilidades de agrandarnos mucho, pero hoy por hoy, yo creo que la actualidad en la que estamos de mercado, a nosotros nos interesa hacer bien el producto».

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