Fuente: IProfesional – Puebla Inmobiliaria atravesó todas las crisis de Argentina. A 70 años de su creación, comparten las claves para seguir en carrera a pesar del contexto.
Puebla Inmobiliaria nació en 1954 de la mano de Josefina y Baltazar Puebla. Su primera oficina estaba ubicada en el barrio porteño de Floresta. Con el tiempo, el matrimonio logró consolidarse en el mundo de los bienes raíces, mudaron primero la oficina a Once hasta que definitivamente llegaron a Parque Patricios convirtiéndose en una marca registrada del sector inmobiliario.
Ya en 1997, Oscar, uno de los hijos Josefina y Baltazar, arquitecto, asumió la dirección de la firma, transformándose en la segunda generación de la empresa. Consultado por los orígenes de la empresa, Oscar narraa iProfesional: «Yo apenas había nacido, y por lo que decía mi madre, fue por pura necesidad. Mi padre era maestro mayor de obras y, si bien había comenzado la carrera de arquitectura, por falta de dinero, no la pudo terminar. Se dieron cuenta de que el que vendía el lote, ganaba más que el constructor que edificaba la casa, y eso lo impulsó a trabajar en una inmobiliaria y aprender el oficio».
Los comienzos de la inmobiliaria
Así empezó todo,sin ninguna inversión. «La primera oficina estaba en el living de la casa de mi abuelo», aclara. «No tenían teléfono ni auto. Sólo ponían carteles de ‘Se vende’ y la dirección de la oficina en la Av Juan B Justo al 5500. La puerta estaba abierta y la gente entraba a preguntar y a ofrecer sus propiedades para vender», recuerda.
«Siempre vivían al día, por una antigua tradición se regalaban cosas de oro en los cumpleaños casamientos y bautismos, y era también una forma de atesorar dinero», agrega. «El Banco Ciudad y el empeño de las alianzas de oro era un recurso ante la falta absoluta de dinero. Mis padres vivieron casi siempre sin inflación y cuando el negocio caminaba mejor, el Banco Provincia le daba plata a sola firma. Por supuesto, luego del Rodrigazo, y sin saber cómo manejarse en alta inflación casi se quedaron en la calle».
El vocero recuerda la híper de Alfonsin, la Guerra de Malvinas y el corralito como momentos muy desafiantes. «Mi padre pasó por el Rodrigazo y otras tantas, y en todas estas épocas el mercado se detuvo, literalmente, pero gracias a que no teníamos deudas y la oficina era propiedad nuestra, sólo necesitábamos el dinero para lo básico y siempre se avanzó», enfatiza.
La inmobiliaria original vendía departamentos. Luego, cuando Oscar se recibió de arquitecto y se especializó en el rubro industrial, giró el negocio a los inmuebles industriales y comerciales que es hoy su nicho de mercado. «En el 2015 luego de participar en una escuela de negocios, nos profesionalizamos aún más, capacitando equipos jóvenes que hoy son los líderes», dice.
Tras pasar por otros barrios, finalmente la inmobiliaria llegó a Parque Patricios, convirtiéndose en una marca registrada del sector
«De la empresa de mis padres a esta actual no solo hay mucho tiempo, hay un mundo totalmente distinto. Cuando yo empecé a trabajar, no había rejas en las casas, la gente te abría la puerta cuando solo tocabas el timbre», recuerda.
Mirando hacia atrás, luego de siete décadas de vida, el broker sostiene: «Nuestro foco fue y es ver el negocio familiar como un centro de servicios a nuestros clientes, dando por sentado que esto no es una carrera es una maratón muy larga y el verdadero ganador es el que se mantiene en el tiempo».
En este sentido, sobre la clave para diferenciarse y mantenerse, Puebla expresa: «Hoy lo puedo bajar en palabras por qué no hace mucho tiempo nos dimos cuenta. Cada vez que un cliente nos consulta por algo referente a un negocio inmobiliario, siempre respondemos con lo que entendemos que es lo mejor para él, independientemente de la conveniencia de nuestra empresa. Solo se puede continuar cuando se piensa más en el interés de tu cliente que en el tuyo propio. El mundo de hoy a mi entender es cada día más colaborativo».
«El verdadero secreto de sostenernos es que siempre miramos todo a largo plazo«, continúa. «Siempre dijimos, esto no es una carrera es una maratón y no importa quien esté hoy en el primer lugar, nosotros vamos a nuestro pas, pero con el corazón puesto en seguir adelante, en cuidar nuestro mayor capital, nuestros clientes».
Parque Patricios hoy
En Parque Patricios, Puebla fue uno de los agentes que participó activamente del desarrollo del Distrito Tecnológico. Según sus palabras, constituye «un caso de éxito real que fue impulsado por el Gobierno de la Ciudad y generó en la zona un desarrollo comparable al de Puerto Madero».
«Parque Patricios supo ser un centro industrial que, por desaciertos políticos vio cerrar fábricas. Gracias a los beneficios del Distrito Tecnológico muchas de esas fábricas fueron recicladas, los transportes fueron trasladados a un centro de carga, se invirtió en luminaria y fibra óptica. Ahora pudieron instalarse empresas nacionales e internacionales que además en muchos casos construyeron sus edificios con la última tecnología dando un nuevo entorno social y cultural», destaca.
En Parque Patricios, Puebla fue uno de los agentes queparticipó activamente del desarrollo del Distrito Tecnológico
«Hoy hay jóvenes que vienen a trabajar y a estudiar al Distrito. Ayudados por el Subte H y con un edificio emblemático para ser sede del Gobierno de la Ciudad del reconocido Arquitecto Inglés Norman Foster, Parque Patricios se ha convertido en un lugar donde hay muy buenas alternativas de inversión tanto para comercio como para vivienda pues la zona está pensada para un público joven que trabaja y vive en la zona y donde todavía tenemos mucho por hacer».
Invertir en ladrillo como resguardo de valor
Argentina, con sus interminables vaivenes económicos políticos y sociales, «no es un lugar donde puedas programar algo a largo plazo, y así es la vida misma, vivir en incertidumbre y en presente continuo», dice Puebla. «Eso ha hecho de nosotros empresarios que no le temen a nada y lo que más me gusta de mis colegas, nos quejamos, pero vamos para adelante y eso nos ha hecho fuertes».
En cuanto a los próximos pasos y el crecimiento de la compañía, el empresario asegura que «la inversión en ladrillos es y será siempre un el resguardo de valor». Según expone, siempre se vende o se compra ya sea por fallecimientos, necesidad de dinero o por cambios familiares. «En poco tiempo y con la baja de la inflación veremos de nuevos los créditos a largo plazo y el mercado inmobiliario tiene mucho para crecer», augura.
«Estamos a las puertas de un desarrollo histórico de la Argentina. Hay mucha demanda retenida que, si a corto plazo tiene algo de crédito para comprar un inmueble, no van a alcanzar todas las obras en construcción que hoy están para satisfacer esa demanda. Hoy es un muy buen momento para comprar, en un año vamos a hablar de lo barato que estaban los inmuebles en el 2023/24», concluye.