Fuente: TN ~ Tienen ley provincial Entre Ríos, Santa Fe, Mendoza y Río Negro, pero aún no están reglamentadas. La etiqueta determina cuánta energía consume una propiedad. La importancia de las nuevas generaciones en el impacto medioambiental.
Similar a la etiqueta de los electrodomésticos, el etiquetado de eficiencia energética de viviendas determina cuánta energía consume una propiedad por año y por metro cuadrado. El objetivo es que el comprador o inquilino cuente con esa información al momento de tomar una decisión. Si bien en la Argentina crece el interés, la falta de decisión política demora la implementación y el debate legislativo.
Entre Ríos, Santa Fe, Mendoza y Río Negro ya cuentan con leyesaprobadas por sus legislaturas provinciales, pero todas esperan su reglamentación. En su mayoría determinan incentivos fiscales y por eso deben pasar por los organismos de Finanzas antes de ser implementadas.
El estado del etiquetado de viviendas en el país y la relación con el mundo
Francisco Pedrazzi integra el Grupo de Instituciones por el Etiquetado Energético de Viviendas, compuesto por Argentina Green Building Council (AGBC), la Asociación Nacional de Industrias de Materiales Aislantes (ADIMA) y el Instituto de la Construcción en Seco (INCOSE).
En diálogo con TN, Pedrazzi destacó el avance que se está dando en materia de eficiencia energética en algunas provincias, pero también dejó al descubierto lo lejos que está la Argentina de países en donde no solamente es obligatorio saber cuánto se consume sino que no se puede tener una propiedad por debajo de ciertos estándares.
Qué es el etiquetado de eficiencia energética de viviendas
Hace años que los electrodomésticos cuentan con etiquetas de eficiencia energética, que van del verde, que corresponde a la letra A, al rojo, que es la D. Eso indica cuánta energía va a gastar para su funcionamiento, cuanto más se acerca a la A menos consume. Apuntando a reducir el consumo, en la Argentina está prohibida la venta de electrodomésticos que no cuenten con etiqueta A o B.
Si bien un electrodoméstico con etiqueta A suele ser más caro que uno con la B, la diferencia se compensa o amortiza con el ahorro de energía. Una vez equilibrada esa cuenta, todo comienza a ser ahorro.
“Con las viviendas pasa lo mismo, la etiqueta de eficiencia energética lo que transparenta a la persona que la compre o la alquile es cuánta energía va a gastar, a través de un valor que se denomina Índice de Prestación Energética (IPE). El IPE es la cantidad de energía que va a consumir esa vivienda en un año por metro cuadrado de superficie, para mantenerla a un determinado nivel de confort de aire interior y para hacer funcionar el agua caliente sanitaria y la iluminación”, explicó Pedrazzi.
Qué es el Índice de Prestación Energética (IPE) y cómo funciona
Los diferentes factores que integran el IPE se ponderan a través de un aplicativo de la Secretaría de Energía, proceso que está regido por la norma IRAM 11900.
Por ejemplo, el IPE no solamente tiene en cuenta el espesor de las paredes y el aislamiento térmico sino también la protección pasiva, como la regulación la cantidad de energía que utiliza una vivienda actuando sobre persianas, celosías, doble vidriado, pérgolas y hasta barreras vegetales con hojas caducas que, colocadas cerca de las ventanas, en verano impiden que entren rayos infrarrojos y en invierno permiten el ingreso del sol.
“Al momento de proyectar una vivienda, el profesional puede ver si va a usar vidrio simple o doble y con un simple clic saber cuánto le varía IPE, o cuánto si coloca una persiana en una abertura que da hacia el norte. Todas esas modificaciones que puede ir haciendo van a cambiar la etiqueta de la vivienda”, señaló Pedrazzi.
Pero las propiedades ya construidas también se pueden etiquetar y, a partir de la información que se obtiene, planear alguna estrategia para mejorarla. “Por ejemplo, si dio H, se puede poner vidriado doble y subir un valor; o colocar un calefón solar, paneles fotovoltaicos y mejorar la envolvente con aislamiento térmico del lado exterior y así mejorar el IPE y, por ende, la etiqueta” explicó el ingeniero.
En qué provincias avanza el etiquetado de eficiencia energética de viviendas
En la Argentina, por el momento, el etiquetado es voluntario. Es decir que cualquier persona que cuente con los planos de su casa o con la ayuda de algún profesional, puede entrar al aplicativo y conocer el IPE de la vivienda. También puede pedirlo a la inmobiliaria en caso de ser el agente que le vende o alquile una propiedad, o consultar con el constructor si está pensando en una vivienda nueva.
Sin embargo, las legislaturas provinciales de Entre Ríos, Santa Fe, Mendoza y Río Negro ya aprobaron la Ley de Etiquetado de Viviendas, sin grietas políticas en las votaciones.
La que está a un paso de la reglamentación es Santa Fe, que tiene bajo evaluación de los equipos económicos de la gobernación de Omar Perotti las mejoras impositivas que implica, ya que los impuestos provinciales se van reduciendo a medida que la propiedad se acerca a la A.
En las cuatro provincias que ya la aprobaron, la ley alcanza, en principio, a viviendas nuevas, pero también deberán contar con la etiqueta las propiedades que se escrituren a partir de la implementación. Las que no lo hagan, automáticamente serán consideradas G, es decir que no podrán acceder a ningún beneficio impositivo y no podrán considerar como un plus la eficiencia energética dentro del valor de la operación de venta.
Por el momento, tampoco será obligatorio que las propiedades estén dentro de un rango determinado, por ejemplo entre la A y la B, como en el caso de los electrodomésticos. Sin embargo, cada provincia establece sus propios criterios. Por ejemplo, en Santa Fe se determinó que a partir 2027 no se van a poder vender viviendas oficiales con un valor mayor a C.
“Tucumán, Salta, Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires están en proceso de elaboración de sus leyes. A medida que vaya pasando el tiempo toda la Argentina va a tener leyes de etiquetado, que van a obligar que se etiqueten las viviendas nuevas y, cualquiera que quiera vender su casa va a tener que etiquetarla aunque no sea nueva o va a quedar como G. Además, todas las provincias trabajan sobre incentivos, como la reducción de impuestos cuanto mayor sea la eficiencia energética”, detalló Pedrazzi.
Cuál es la experiencia de etiquetado de eficiencia energética en el mundo
En Europa hace muchos años que la etiqueta de eficiencia energética en viviendas es obligatoria. Cualquier vivienda que se construya en el Reino Unido desde 2016 tiene que ser etiqueta A, es decir que no tiene que tener prácticamente intercambio de energía con la red. Además, tiene que gastar 15 kilovatios por metro cuadrado de superficie por año. Francia, Alemania, Italia, España también están por implementar la misma exigencia, según contó Pedrazzi.
En el caso de las viviendas existentes la determinación difiere según el país, pero hay fuertes incentivos estatales para poder volverla una exigencia. En Alemania se está implementando un plan de renovación de todas las aberturas para pasar de doble vidriado, que se usa desde el año 50, a un triple vidriado. Para eso otorga créditos blandos a 10 o 20 años que se descuentan del ahorro de la factura de gas. “El valor del crédito está relacionado con el ahorro que va a obtener el usuario después de implementar las mejoras”, explicó el ingeniero.
En el caso de Francia cuando se implementó se modificaron las tarifas de electricidad, cuanto menos consume una vivienda menor tarifa paga. Pedrazzi dijo que “no sólo consume menos, si no que la tarifa es más baja; se penaliza el consumo excesivo”.
Cuál es la situación de la Argentina
Según Pedrazzi, en general, las propiedades de la Argentina están por encima de la clasificación C es decir que “no hay una gran conciencia acerca del ahorro de energía, fundamentalmente porque los subsidios de las tarifas hicieron que calefaccionar una casa sea aumentar la llama de los calefactores”.
Sin embargo, el ahorro de energía impacta no solo en el bolsillo sino también en el medio ambiente. Para generar energía, toneladas de dióxido de carbono se vuelcan a la atmósfera y son responsables del cambio climático, dado que en el país la electricidad depende mayoritariamente de la quema de combustibles fósiles y la energía limpia aporta menos del 30% a la red.
“Hay un camino muy largo por recorrer. No hay una ley nacional, pero las leyes provinciales van a ir generando la conciencia, porque además de mirar qué linda es una vivienda, se va a saber cuál es la etiqueta que tiene y todo eso transparenta la operación inmobiliaria”, aseguró Pedrazzi.
También dijo que aún falta crear conciencia, tanto en los usuarios finales como en los profesionales de la construcción, que todavía no saben el valor real que tiene el etiquetado y que durante cinco años el ahorro se puede utilizar para pagar el costo, pero a partir de ahí todo es ahorro.
En ese camino, las nuevas generaciones jugarán un rol fundamental, porque son las que más conciencia tienen respecto del cambio climático y el impacto ambiental. Ya hay más de 1000 etiquetadores certificados y se planea ampliar los cursos para aumentar ese número.
“Vamos hacia el etiquetado nacional. Nos llevará un poco más de tiempo o un poco menos, pero el hecho de que el año pasado cuatro provincias hayan tenido sus leyes de etiquetado y que haya varias más en proceso para presentar a las legislaturas provinciales indica que el camino está marcado”, concluyó Pedrazzi.