Mujeres albañiles trabajan en la deconstrucción de la construcción

Fuente: La Capital ~ Las mujeres siguen derribando paredes, ganando terreno y ocupando lugares que antes les estaban vedados. Aunque muchas mujeres trabajan en la construcción de sus propias casas o de sus familias, ahora comienzan a profesionalizarse en ese ámbito.

Uno de los rubros laborales más masculinizados, el de la construcción, se está deconstruyendo con la presencia en las obras de mujeres albañiles. Aunque todavía la participación femenina es minoritaria, la idea es potenciar la diversidad entre los ladrillos y el cemento. Y en Mar del Plata comienza a ser una realidad en algunas obras en construcción.

Según el Ministerio de Economía de la Nación, del total de los trabajadores de la construcción, solamente el 4,6 por ciento son mujeres. Desde la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (Uocra) informaron que la presencia femenina en ese sector aumentó un 131 por ciento entre 2003 y 2010 pero, aún así, representa solo un 5 por ciento del gremio.

La situación en el mundo es similar, mientras que en América latina es bastante variable: en México, por ejemplo, representan el 0,4 por ciento mientras que en Bolivia llegan al 30 por ciento.

En lo que constituye una experiencia piloto en Mar del Plata, Gabriela (35 años, en pareja) comenzó a trabajar en la construcción de un edificio de oficinas sobre Alem en julio pasado, aunque “desde los 13 años pego ladrillos”, aclara en diálogo con LA CAPITAL.

“Tengo dos hermanos que son maestros mayor de obra y soy la más chica -añade- y lo más importante y básico lo aprendí ayudándolos a ellos”.

Si bien hace solo 5 meses que fue contratada por Consca, su experiencia es anterior ya que “siempre hice obras particulares, remodelaciones, pinturas”, describe la también profesora de educación física y árbitro de fútbol.

Hoy se desempeña como “oficial albañil”, haciendo “revoques, contrapisos, toma de nivel”, y ya se está capacitando “para ser capataz”.Nancy dijo estar agradecida por poder hacer lo que le gusta. Y aseguró que la construcción es su verdadera vocación.

Nancy dijo estar agradecida por poder hacer lo que le gusta. Y aseguró que la construcción es su verdadera vocación.

Herencia

Con el infaltable casco asegura que se trata de “mi vocación, desde chiquita. Estudié otras cosas pero esto me llena más”. Además de cumplir con las obligaciones en la obra, también se dedica a “construir mi casa. Me compré el terreno y empecé. A veces llamo a alguien para que me ayude, pero voy de a poquito. Aunque me falta una habitación, ya vivo ahí con mis cinco hijos perrunos”, se ríe.

Rocío (25 años, estudiante del profesorado de Geografía, en pareja) actualmente se desempeña en la construcción de un edificio en la zona de Punta Mogotes y también aprendió el oficio con su familia. “Empecé en la casa de mis papás -describe-, ayudando, mientras hacían la casa, pegando ladrillos o revocando. El mismo rol que tengo ahora”.

A cargo de las terminaciones, cuenta que accedió al trabajo “cuando abrieron el proyecto, mandé el CV y quedé. Me gusta, sobre todo después de haber trabajado cinco años en un kiosco, y trato de complementarlo con el estudio aunque cuesta”.

Nancy (51 años, 4 hijos, separada) también aprendió en el ámbito familiar, cuando junto a su ex esposo construyeron su propia casa. “Siempre me gustó -asegura- pero nunca tuve la oportunidad de hacer el trabajo, no sabía que podía trabajar en una obra”.

Desde hace casi un mes es la responsable “del tema de la pintura y las terminaciones del edificio” e insiste con que se trata de “mi vocación”.

En cuanto a la convivencia laboral con los hombres, señala que el trato es “buenísimo, te enseñan, son muy compañeros” y agradeció a la empresa “por habernos dado la oportunidad. A veces, en este rubro, pensamos que no nos iban a aceptar pero fuimos muy bien recibidas por todos”.

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Control

Aunque fue una de las primeras actividades productivas que se abrió en la ciudad, en el marco de la pandemia, hoy en las obras se sigue cumpliendo a rajatabla el protocolo sanitario (todavía no volvieron los asaditos, por ejemplo), con la toma de temperatura antes del ingreso, barbijo obligatorio sumado a la ropa de trabajo y el casco obligatorio, más alcohol en gel por todos los rincones.

La arquitecta Virginia Sosa es la jefa de obra del edificio en cuestión y es la primera vez que tiene a mujeres como oficiales o ayudantes y no duda en calificar a la experiencia como “muy buena”.

“En el trabajo cotidiano son todos iguales -explica- pero con ellas por ahí, a nivel personal, existe como esa solidaridad de género. La mujer está más en los detalles y en cuidar la limpieza que, aunque no lo creas, en la obra es muy importante”.

Leo, el capataz de la mencionada obra, asegura que sus compañeras “se desempeñaron muy bien”, que los hombres ahora “se cuidan más, sobre todo en el vocabulario, para no ofender a nadie” y que almuerzan todos juntos, respetando la distancia social.

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“Muy bien recibidas”

La primera experiencia de contratación de mujeres para las obras marplatenses corrió por cuenta de la constructora Consca y surgió “como una necesidad que se alineó con una política de la empresa de tener una estructura igualitaria”, explicó la responsable del área de Recursos Humanos (RRHH), licenciada Kika Poletto.

“Nosotros somos unos convencidos -añadió- que la heterogeneidad y diversidad suman y tenemos mujeres en toda la estructura pero no en la obra, que es el porcentaje más amplio de empleados en la empresa”.

Si bien la cantidad de albañiles que están en actividad es variable, hoy en la firma cuentan “con más de 100 personas y tenemos 7 mujeres en obra. Es un número reducido pero mucho más amplio que cuando iniciamos el proyecto”, detalló.

El objetivo empresarial consiste en que “el 30 por ciento de la plantilla sean mujeres pero también hay que capacitarlas”, tarea que actualmente emprenden en las obras.

“Todavía no pudimos incorporar a gente de la escuela de capacitación de la Uocra -explicó Poletto-. La mayoría de estas chicas aprendió con su familia o aprenden acá, con sus compañeros”.

La política de capacitación es otra “de las decisiones de la empresa, destinada a todo el personal, especialmente en el área de seguridad” y no dudó en calificar a la experiencia de la incorporación femenina en las obras como “muy exitosa”.

“Desde lo humano -describió- nos ha enriquecido muchísimo, hasta el hecho de la predisposición del resto de los obreros. Las recibieron muy bien. Incluso, en algunas obras las piden porque son muy prolijas, miran el detalle, aunque no es una característica exclusiva de la mujer”.

Al igual que en Mar del Plata, la participación femenina en el rubro es muy baja todavía, especialmente en el trabajo registrado. En otras provincias suelen participar de las obras públicas, algo que en la ciudad está casi ausente.

“Esperemos que sea una tendencia en crecimiento -se esperanzó Poletto-, apuntamos a que nos sigan en esta iniciativa. No es difícil de llevar adelante, suma la diversidad”.

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El apoyo sindical

La seccional local de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (Uocra) cuenta con “entre 12 mil y 13 mil afiliados” que pertenecen tanto a Mar del Plata-Batán, como a Pinamar, Balcarce, Villa Gesell, Madariaga, Miramar y Maipú aunque las mujeres “son muy pocas”, asegura el secretario general del gremio, César Trujillo.

Aunque son pocas las mujeres albañiles que trabajan en forma registrada, muchas lo hacen en “negro” o en la construcción de su propia vivienda.

“Las mujeres se fueron incorporando después de la pandemia -describe el gremialista- y queremos que haya más participación femenina, pero como no hay cupo no se puede obligar a las empresas para que las contraten”. Y prometió trabajar en “una ordenanza” para ayudar a la mayor participación.

Además, la escuela de formación profesional de la Uocra es mixta. “Hay que compatibilizar, queremos a las mujeres en las obras”, insiste Trujillo.

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