Fuente: La Nación – El espacio, que combinará locales gastronómicos, oficinas y espacios públicos, se encuentra sobre la avenida Dorrego frente al Hipódromo
El hongo va tomando forma. Un puñado de obreros se reparten los trabajos sobre la base de hormigón que le dará sustento a esa pieza donde se levantarán cuatro pisos en forma circular, en la esquina de las avenidas Del Libertador y Dorrego. La figura no es antojadiza, sino que se eligió para darle cierta continuidad a la presencia de un tanque de agua que se erigía en ese mismo sitio del ex estacionamiento frente al hipódromo de Palermo, donde comienzan a notarse los trazos de una propuesta diferente.
El tanque no existe más, fue demolido al igual que parte de la estructura donde hasta hace unos años se estacionaban cientos de vehículos y que hoy se está transformando en el Paseo Gigena, espacio que combinará locales gastronómicos, oficinas y espacios públicos, una terraza verde y rampas de acceso peatonal. La obra, que está a cargo de la concesionaria del lugar, se espera que podría estar finalizada entre junio y julio del año próximo. El primer plazo estimado había sido fin de año.
“El hongo, como lo llamamos nosotros, tiene una doble curvatura, nace del subsuelo, es circular y se amplía a la vez. Será como una escultura de hormigón que para construirlo se necesita un encofrado industrializado de madera especial, con una secuencia de montaje. El hongo tiene un segmento voladizo que da sustento para soportar los cuatro pisos donde estarán las oficinas”, cuenta Alejandro Lombardo, el jefe de obra de la empresa constructora Coinsa, que se encarga del proyecto.
La intervención en el viejo estacionamiento que funcionaba allí desde 2002 comenzó en septiembre del año pasado y poco más de un año después la transformación va asomando. Además de la figura del hongo se van notando las líneas de las rampas, los patios internos y las zonas núcleos donde se instalarán ascensores y escaleras para llegar a las oficinas.
En las plantas superiores se generaron más de 14.000 metros cuadrados para albergar las oficinas que ya están siendo comercializadas. Durante el recorrido que realizó LA NACION había representantes de algunas empresas interesadas en instalarse allí que observaban una muestra de la carpintería de aluminio y vidrio que envolverá todo el edificio. Los módulos se pueden alquilar desde los 400 m² hasta la posibilidad de tener 7800 m² en el mismo nivel, con un valor que ronda entre los US$30 y US$32 por m² alquilado.
Mientras que en la planta baja del proyecto, diseñado por el reconocido estudio de Nueva York, Oda Architecture, se prepararan 2200 m² cubiertos de locales comerciales, de hasta 160 m² más una fracción cubierta y descubierta, y unas 250 cochera para el público. Esos espacios se alquilan por US$25 por m².
El proyecto se inició en 2018 cuando la Legislatura porteña aprobó la ley N°6086 que autorizó al Poder Ejecutivo a otorgar en concesión el uso y la explotación del llamado Ámbito Gigena por 15 años, con la posibilidad de prorrogarlo por cinco años más. Dos años después se otorgó a concesión al Fideicomiso Dorrego y Libertador y BSD Grupo Asesor, que realizan una inversión de unos US$18.000.000 para acondicionar el edificio, a cambios de un canon mensual.
La obra avanzó con la demolición parcial de algunos sectores, aunque la estructura original se mantuvo intacta porque podía soportar las reformas, aunque fue necesario reforzar las bases de las columnas y agregar otras. Hubo dificultades y obstáculos que fueron apareciendo en el camino. “Tuvimos que hacer pilotes nuevos, dos subsuelos (para instalar las salas de máquina y de servicios) que se excavaron por debajo de la losa, un trabajo complejo. Todo lo que implica demolición y vinculación con estructura existente es bastante complejo porque hay que demoler, apuntalar y hacer otros trabajos”, explica Lombardo.
Dentro de la estructura, donde se siente el ritmo vertiginoso de 250 empleados que trabajan en diferentes tareas, se perciben aún más los cambios. Del estacionamiento rectangular, rígido y setentista se va pasando a una construcción “orgánica”, con curvas, que además de ser más amigable visualmente se integra mejor con el entorno.
La obra tiene un avance del 40%, aunque los constructores aseguran que se está ingresando en una etapa de mayor velocidad de resolución. “La primera parte, de demolición y construcción y pasar el primer piso, nos costó mucho. La vinculación con la estructura nueva siempre demora mucho más porque hay que excavar y aparecen muchas complejidades. También hubo que superar la existencia del arroyo Maldonado que está sobre la traza de la obra; no se podría apoyar nada ahí y tuvimos que hacer una estructura voladiza para la superficie nueva”, explica el jefe de la obra.
Superados estos inconvenientes, los trabajos podrían acelerarse y aunque habrá una demora importante en la terminación (se espera que los trabajos finalicen a fin de año) entre junio y julio de 2023 la obra podría quedar entregada. Hasta el momento se utilizaron 5000 m³ de hormigón que llegarán a ser 9000 m³ cuando esté completo. Con la misma cantidad se podría construir un edificio de 15 pisos.
La incorporación de un nuevo protagonista, como el Paseo Gigena, a la zona del Hipódromo abre algunos interrogantes, por ejemplo, cómo se absorberá la circulación y presencia de miles de personas que asistirán a los locales gastronómicos de la planta baja y al que también se proyecta en la terraza verde, que ofrecerá una vista hacia el Hipódromo de Palermo. Aunque ya hay áreas de Gobierno que están trabajando, resolver el impacto de una mayor cantidad de vehículos y personas será el desafío que aparecerá por delante.