Fuente: La Nación ~ La compañía francesa Saint-Gobain vuelve a apostar por el país y construirá en Buenos Aires una segunda planta de producción de vidrio plano.
El potencial de la Argentina para la producción de materiales de construcción es cada vez más grande y sus atractivos no pasan desapercibidos para las empresas del sector. De la mano de la japonesa NSG, la empresa especializada en materiales para la construcción Saint Gobain invertirá US$214 millones en el país. Este fondo se dedicará a fabricar una segunda línea de vidrios planos, producto empleado en la construcción y en la industria automotriz que -hasta el momento- se importaba solamente desde Brasil y China. La producción se radicará en una planta en Exaltación de la Cruz, Provincia de Buenos Aires, y estiman que estará lista en mayo del año que viene.
Los motivos que conducen a la empresa con más de 355 años de trayectoria a expandirse en el país son varios. Según Javier Gimeno, CEO de América Latina de la empresa, la gran población del país es uno de sus grandes atractivos, ya que lo posicionan como la segunda nación más grande de Latinoamérica. Esto se suma a la falta de “representatividad en la región con relación a otros países como Brasil” que la Argentina tiene en América Latina, y a que se alinea con la tendencia universal de orientar la producción a “una construcción más sustentable”. El grupo tiene 1200 colaboradores directos e indirectos en el país, dos centros de distribución y dos oficinas administrativas, y planea seguir expandiéndose.
Parte de la motivación que incentivó a la empresa a producir localmente es el paradigma de autoabastecimiento que maneja su modelo de negocios. La compañía francesa contempla que “el 99% de lo que se produce en Argentina se venda en Argentina, hasta el punto que tenemos dispositivos industriales específicos para cada país”, según el ejecutivo, y así en cada uno de los 70 países en los que echó anclas. Describe que se trata de una lógica económica la cual contempla que “el coste de transporte de la mayor parte de los materiales de construcción que corresponde a distancias largas es superior al coste de producción del material, de modo que esa lógica económica impone que la producción se realice a proximidad de los mercados de destino”.
Las oportunidades y falencias del mercado argentino
Las expectativas de Saint Gobain en el país no se quedan cortas. Las proyecciones “suponen doblar la capacidad productiva de esa línea de productos específicos”, según Gimeno, aunque duda que lleguen a duplicarlas “porque una parte de esa fabricación está suplida hoy por el productor”. Sin embargo, entiende que la rentabilidad económica sí se va a ver doblemente beneficiada “porque todos los costes de transporte adicionales desaparecen y todas las emisiones de dióxido de carbono que se producían al traer esos productos de afuera ya no van a producirse”.
Los directivos del grupo que hoy en día tiene 12 plantas productivas en el país también aludieron a los planes de crecimiento en el mercado local, al recordar sus últimas incorporaciones, como la marca Megaflex en 2017 y Novoplac en 2019. A pesar de estas medidas de expansión, la Argentina representa apenas un orden del 10% en términos de facturación regional, aunque “por el número de población y el grado de desarrollo relativo ese porcentaje debería ser mucho mayor”, opina Mariano Bo, CEO de Argentina, Chile y Perú.
Parte de su modelo de negocios también se basa en ofrecer soluciones transversales. La empresa abarca un largo catálogo que incluye productos impermeabilizantes, placas de yeso, aislación y morteros industrializados respaldados por marcas reconocidas como Weber, Tuyango, Tacurú, Cerecita, Isover, Placo, Pam, Saint-Gobain Abrasivo y Tekbond. Juntos, estos “ofrecen una combinación que crea soluciones integrales para la construcción de edificios”, cree Gimeno, quien aclara que es en este punto donde Saint Gobain marca su singularidad con sus “diferentes líneas de productos que alcanzan su máximo potencial cuando son vendidas conjuntamente constituyendo sistemas”.
El éxito de la empresa a nivel global lo fundamentan en su entusiasmo por reinventarse, rasgo que ls ubicó en un lugar en el ranking de las 100 empresas más innovadoras del mundo. Este espíritu puede colisionar con determinadas características del país que dificulten su transcendencia en el mercado. “Argentina presenta dos hándicap en términos de atractividad: la enorme volatilidad de los tipos de cambio, que impide que cuando una empresa invierte en el país tenga una idea precisa del valor de lo que tiene, y el problema con el flujo de capitales ya que añoramos los tiempos en los que se podía invertir en el país y se podían repatriar los beneficios generados por las empresas”, enlista Gimeno, y resume: “Si esos dos hándicaps estructurales se modifican, todo el potencial en términos de población y de la industria de construcciones, haría de la Argentina un destino de primer orden en términos de inversión”.
De acuerdo con Mariano Bo, en el país factura la empresa en el orden de US$250 millones anuales. “Es mucho pero es muy poco porque dada su población y su nivel de desarrollo, debería representar en el grupo tres veces esa cifra; y la idea es alcanzarla”, concluye Gimeno.