Fuente: Clarín – Si bien se centran en el Gran Buenos Aires, hay opciones en Córdoba, Salta y Mendoza. Combinan diseño de autor y verde.
En el mercado inmobiliario, los centros comerciales a cielo abierto es un modelo de negocio que tiene varios años y está en plena expansión. Los motivos son varios: sociológicos, económicos y de funcionamiento.
El efecto pandemia, sin dudas, marcó la vida de las personas en relación a sus lugares de trabajo y movilidad, abriendo oportunidades para que centros comerciales estén más cerca de sus residencias.
En ese contexto, las propuestas a cielo abierto ganan cada vez más terreno. Con programas a cargo de estudios como BMA, Martín Forcinito Arquitectos y KPM Arquitectos, entre otros surgen propuestas con diseño donde los espacios abiertos y la comunicación permanente con el entorno natural es clave. Polo Hudson Mall, en obra, tendrá locales, paseo gastronómico y oficinas.
Un negocio en crecimiento
En los últimos años se aceleró el desarrollo de este negocio por el crecimiento demográfico en la periferia de grandes ciudades. “En forma orgánica, el incremento de la población y las distancias abrieron oportunidades con una oferta de productos y servicios para la vida diaria”, afirma Horacio Susskind, socio y fundador de Rectco, firma desarrolladora y comercializadora de centros comerciales.
Si bien en la tendencia se observa en todo el país, predomina en Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Salta. En el Gran Buenos Aires, todos los corredores cuentan con este modelo de centro comercial: Pilar y Tigre, en Zona Norte, Parque Leloir o Moreno, en el Oeste y Canning, Hudson y Quilmes en Zona Sur.
“La aparición de este tipo de proyectos es en realidad consecuencia de un crecimiento natural de un barrio o una zona. En la medida en que los emprendimientos residenciales se van consolidando y se va generando una masa crítica poblacional que vive y consume en los alrededores, surgen estos proyectos de usos complementarios”, explica Ignacio O’Keefe, director de la inmobiliaria homónima. Pride Meet Canning., diseñado por el estudio de BMA, ocupa siete hectáreas.
“Estos lugares concentran todo lo que busca y necesita el consumidor de hoy: aire libre, cercanía, espacios verdes y una superficie que permite ofrece una propuesta integral”, resume Leonardo Domnanovich, gerente de Nuevo Quilmes Plaza.
El acto de “salir de compras” pasa a tener una nueva categoría y ámbito donde desarrollarse ya que estos centros de servicios a cielo abierto redundan en beneficios para todos: desde lo arquitectónico, la seguridad, el medio ambiente, el disfrute del tiempo libre, nuevos criterios comerciales y de marketing”.
Variedad de servicios
“Es muy importante que la gente encuentre motivaciones para concurrir a este tipo de centros y el deseo de ir una vez y también regresar. Fidelizar al cliente con una sola propuesta no alcanza, hay que generar variedad de negocios y servicios entre comercios de diferentes rubros, para que los clientes se fidelicen con el lugar y con la propuesta general”, agrega Domnanovich. Volare Canning, otro parque comercial a cielo abierto.
Si bien no hay un denominador común, en la mayoría de los casos los locales se alquilan y no se venden con el objetivo de mantener variedad y calidad de rubros. En precios, por ejemplo, en un complejo de Hudson que se entegará en 2024 el alquiler oscila entre entre $ 3.500 y $4.000 el m2.
“Desde un punto de vista del inversor, resulta más accesible el modelo abierto ya que la inversión inicial es inferior y la operación más económica, centrándose en costos más bajos”, asegura Susskind.
El modelo continúa expandiéndose con nuevas propuestas que suman oficinas y consultorios.