Premios Konex 2022 a las Artes Visuales: los proyectos del estudio RDR Arquitectos

Fuente: Clarin by Florencia Bellino – Una charla con Ignacio Dahl Rocha, titular del estudio ganador del Platino en Arquitectura

¿Qué implicancias tiene el premio en lo personal y profesional?

Es muy gratificante, ya que siempre me preocupé por mantener una relación profesional y académica con Argentina que, a pesar de estar ya hace 30 años afuera, no ha dejado de ser mi referencia en relación con mis charlas de arquitectura y mis discusiones.

El reconocimiento como fruto de un largo trabajo y haber mantenido esta relación es muy satisfactorio. RDR es un gran proyecto colectivo. Somos más de 100 personas distribuidas en Lausana, Madrid y Buenos Aires – muy rico en su diversidad de nacionalidades, cultura y competencias – y un gran desafío el lograr la participación de todos.

¿Cómo encontró Buenos Aires en esta oportunidad?

Me encanta la ciudad, su fuerte identidad y sus cosas maravillosas. Hoy, la disfruto como arquitecto y como turista. Sobre las actuales obras en construcción, puedo decir que la de Zaha Hadid Architects en Av. Del Libertador me parece un bicho raro que no tiene nada que ver con Buenos Aires.

Me interesan mucho más las obras racionalistas porteñas, la tradición moderna, la obra de Mario Roberto Álvarez. La arquitectura racionalista porteña me parece un importante patrimonio de la ciudad. Un hecho aislado de Zaha Hadid no me conmueve en lo más mínimo, lo veo como una curiosidad, como una follie.

¿Cuál es el creciente rol de la tecnología en la escena arquitectónica contemporánea?

La tecnología es un tema clave. Es lo que hace evolucionar la arquitectura y la lleva por nuevos caminos. Es muy raro/difícil inventar una forma independiente de la parte técnica o la parte programática. Si es pura forma la innovación es pura forma, pasa a ser una innovación superficial. Hace 10 o 15 años, la arquitectura pasó por un período que conocemos como arquitectura espectacular (Zaha Hadid es un representante de esto).

Hoy, los premios Pritzker representan las inquietudes de la sociedad contemporánea, el desarrollo de la arquitectura como servicio orientado a la sociedad y la introducción de la creciente preocupación por el desarrollo sostenible, además de la conexión con la tecnología local. Esto refleja el cambio de mentalidad, el compromiso del arquitecto con la sociedad y una nueva visión.

Un stop a lo global, a la pérdida de vista de los valores locales y a los formalismos para el consumo de la arquitectura en imágenes. Resaltar las experiencias propuestas a la gente, rescatar lo existente, reciclar lo que tenemos y recuperar espacios.

Por ejemplo, como profesor en la Universidad de Di Tella, estamos trabajando en la recuperación y reformulación del centro porteño post pandemia. El tema de usos mixtos y verdes es muy importante en este caso. En nuestra obra de la Plaza Houssay, nuestro mayor éxito no es la forma arquitectónica sino haber recuperado un lugar perdido para la ciudad, inseguro, donde no se podía circular y la gente no iba.

La problemática consistía en darle vida para generar seguridad. El ciudadano se lo ha apropiado. Hay que ser creativo, empezando por la parte programática, luego surge la forma apropiada para eso. Si el programa es innovador en el sentido social, es muy probable que la arquitectura lo sea también.

¿Cuáles considera que son las tendencias que dominan el mundo arquitectónico a nivel global y cómo impactan en las tres sedes de RDR, Buenos Aires, Lausana y Madrid?

En las tres sedes se comparte una filosofía de trabajo propia muy fuerte, arraigada a la realidad y relacionada con la poética de la construcción. De esta manera, logramos cierta independencia de las tendencias a nivel global.

Esto nos ha permitido, a lo largo del tiempo, tener una línea coherente que va más allá de la preocupación por las tendencias de moda. En Suiza, el contexto es austero y racional. En mi caso, esto es algo que ya me interesaba desde mi experiencia en Argentina.

Considero que la moderación como valor poético de una obra con cierta neutralidad puede ser muy fuerte. Esto era una ideología que tiene que ver con “menos es más”. En el caso de mi socio, Jaques Richter, es una herencia. En el mío, una voluntad de cómo mirar la arquitectura.

Hoy las tendencias arquitectónicas han estallado en fragmentos – su multiplicidad es enorme, como las lenguas en la Torre de Babel. Esto tiene que ver con el enorme crecimiento de los medios de comunicación y con la independencia que lograron las personas para desarrollar sus propios caminos de información.

La situación puede considerarse caótica en cuanto a la sobredosis de información y esto se refleja tanto en el trabajo de los estudiantes como en la producción de arquitectura.

Por ejemplo, mientras en algunas universidades del mundo la corriente de arquitectura paramétrica está todavía en auge, en otras partes, como en Suiza, se la considera como un instrumento que confunde y no ayuda a entender cuáles son los objetivos de la arquitectura.

¿Qué obra representó una aventura única?

La Estancia Morro Chico en la Patagonia, que empezó con la propia historia del sitio, es una estancia que hoy está en manos de la misma familia, unos colonos escoceses. Estaba muy degradada y, por suerte, la familia decidió transformarla en una estancia modelo.

El proceso fue muy intenso, la obra me resultó especial por el particular paisaje en el que se encuentra y porque nos permitió retomar el tema de la construcción de la Patagonia, con los famosos galpones de esquila de chapa prefabricados en metal y también, retomar métodos históricos en un ambiente especial y el cliente nos permitió explorar los métodos de energías renovables (eólicos y solares).

Hoy, la cultura contemporánea apuesta a la ruptura, no tanto a la continuidad. Hablar de bello parece un poco anticuado. Durante muchos años, la belleza tuvo un particular lugar, antes de perderlo por el creciente interés de las personas por el asombro.

La creación de algo nuevo, radical y distinto, sobrepasa el interés por lo bello. Frank Gehry, por ejemplo, no hace algo bello en el sentido universal, pero asombra. En arquitectura hay un mayor interés por lo nuevo y lo distinto, que por lo bello. Morro Chico fue, en todos los aspectos, una gran aventura, hasta desde el punto de vista logístico referido a la mano de obra y al envío de materiales.

La obra se compone de piezas aisladas que conforman una idea según el modelo tradicional de estancia patagónica. Uno entiende, de esta manera, el motivo funcional de la tradición y puede revisitarla sobre esta base, sin descartar el pasado, sino con el sentimiento de continuidad hacia el futuro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *