Es argentino y fundó una constructora en Miami: hoy gana licitaciones en EE.UU. y hace grandes obras
Fuente: iProfesional ~ «Hay que tener perseverancia, disciplina y estar muy preparado psicológicamente». Con estas palabras Herman Giacomelli, un argentino que hace casi 20 años vive en Estados Unidos, definió como fue su partida del país y su principal motor para asentarse en Miami, donde hoy preside una constructora que trabaja tanto con obras estatales como privadas, desde restaurantes y retails hasta grandes tiendas de renombre internacional.
La partida a Estados Unidos no fue la primera vez que este ingeniero mecánico pasó fuera del país. Ya tenía alguna experiencia en vivir en el exterior, cuando entre 1996 y 1998 trabajó para Techint en Arabia Saudita, lo cual empezó a despertarle la intriga de cómo sería emigrar. Regresó a Buenos Aires, fue contratado por una constructora, y en 2003 le propusieron irse de Argentina y que fuera él parte del plan de asentar la empresa en el exterior. El corralito paralizó las obras de construcción en la Argentina, lo cual impulso buscar nuevos horizontes, y si bien pensaron en destinos más cercanos optaron finalmente por Miami.
Herman aceptó el cambio y su rol fue cumplir con todos los requisitos para que la empresa pudiera establecerse en el nuevo mercado. Tuvo que estudiar, conseguir licencias de construcción, y aprender mucho sobre regulaciones. Eso llevó dos años, y aún la compañía no lograba ponerse en marcha. «En el área de la construcción las cosas son muy lentas en Estados Unidos, es un proceso largo y desgastante, se requiere mucha dedicación. Eso desgastó a los inversores, que decidieron volverse a la Argentina», explicó.
Si bien quisieron repatriar a Herman, no lo aceptó. Ya tenía su vida y su familia ahí. Además de todo el tiempo que había dedicado a estudiar las reglas norteamericanas en ese rubro y de los obstáculos que había superado. Entonces se quedó solo, con el plan de seguir adelante con la constructora, tratando de lograr el objetivo de ponerla en marcha. Broward Community Medical Center, una de las obras de Cosugas.
«Empecé a trabajar de cero, con la experiencia que había adquirido en los dos años previos. Seguí con el concepto de la empresa constructora y con mucho esfuerzo porque nada es fácil acá. Así fui logrando todas las calificaciones que exigen, aprobaciones, licencias especiales, hasta que el Gobierno invitó a mi compañía a cotizar para la construcción de obras públicas. Gané una, luego vino la segunda, la tercera, y empezó la rueda que nunca paró de girar», comentó el argentino.
De esta manera se armó un ciclo de trabajo productivo, que llevó su tiempo, pero que dio sus frutos. «Para todo se requiere perseverancia y saber qué queremos con un objetivo claro, hacía dónde vamos. Acá nada es fácil, la construcción tiene procesos muy lentos, pero haciendo las cosas bien, por derecha, todo se logra«, comentó.
Entre los requisitos más duros para trabajar con el Gobierno, Herman resaltó el pedido de garantías, que son del 100% del total del contrato. «Si el monto del proyecto es u$s1 millón, la garantía debe ser de u$s1 millón». Es decir, el Estado, de todas formas, se asegura que los contratos serán respetados. Una de las obras de Cosugas: Burlington Coat Factory, en City of Lago
En el caso de los privados pueden pedirla o no. En este ámbito tiene como clientes grandes retails como Old Navy, Burlington Coat Factory, Five Below, entre otras tiendas conocidas.
El presente
Actualmente, Herman dedica su tiempo a Cosugas General Contractor, la empresa que preside, ubicada en City of Sunrise, y lleva adelante más de 15 obras entre el ámbito privado y público, con muchos trabajos para el Estado dedicado al mantenimiento de escuelas y aeropuertos. «Para las escuelas, en EE.UU., hay un trabajo de remodelación continuo y como hemos pasado muchas precalificaciones, si haces las cosas bien, participas de la licitación a sobre cerrado y el más barato gana el trabajo. Es muy transparente», resumió Herman. Otra obra de Giacomelli en Miami: St Katharine Church.
Así se arma un equipo de trabajo entre el privado, el Gobierno y un veedor que controla el proceso, una organización que «alienta a trabajar».
«Acá no hay cambio en las reglas de juego. Eso me inspiro a quedarme en Estados Unidos. Las normas son claras, no te dan un contrato sin tener garantizados los fondos. Y con el equipo que se arma, el contratista no tiene más que cumplir con los objetivos y hay una cosa clara: el Estado quiere mantener vivo al contratista, con salud económica, técnica y laboral», explicó.
Más allá del trabajo
Si bien el trabajo de la construcción es arduo y demandante, Herman, que vive en un barrio privado en City of Weston, organiza sus días para dedicarle tiempo a su hobby, que es andar en moto, el cual se llevó de su juventud pasada en San Pedro y en Capital.
Fanático de las motos y los autos, tema que nos llevó gran parte de la charla, creó un club de fans de «las dos ruedas» que lleva 12 años, con quienes se reúnen todos los fines de semana y hacen travesías. «Una vez por año hacemos la Cola del Dragón, un circuito entre Tennessee y Carolina del Norte,donde se recorren 11 millas y hay 318 curvas, en el medio de la montaña, es una locura», comentó. Five Below y Old Navy, en City of Tampa.
El resto del tiempo también lo dedica a la familia, y conserva vicios argentinos. «Desde lo afectivo siempre querés volver al país. Por ejemplo, cuando entro a mi casa, queda del lado de afuera un felpudo que dice Welcome, pero cuando pasas la puerta somos los de siempre: se respira argentina, se toma mate, se come dulce de leche, se desayuna algún día con medias lunas, y se leen y escuchan las noticias argentinas y desda ya, el asado y el futbol argentino no faltan», comentó.
«Obviamente, cuando salimos nos adaptamos al sistema americano, que es amigable, funciona, y que ojalá pudiera entenderse bien como es para replicarlo en nuestro país. A mí me dio la oportunidad de desarrollarme sin pedir nada a cambio. Me dijeron simplemente que respete las leyes, qué hacer y qué no», remarcó. Te puede interesar
Sobre si volvería algún día, hoy responde con un «ni», pero algo en su interior está latente y dice «algún día vamos a volver, dependerá de mis hijos, si se van a otro país o como siguen adelante. Hoy no es el momento por la situación política, social y económica, pero la idea siempre estuvo y está. Todos los que nos vamos tenemos en mente regresar en algún momento», finalizó Herman.