Fuente: Clarín – Los ganadores del Premio ADUS – Latam 2023-2024Está organizado por Saint-Gobain Latinoamérica junto a la Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos
Promovido por Saint-Gobain Latinoamérica y co-organizado por la Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos, el premio ADUS Latam 2023-2024 destaca obras y proyectos que demanden sabiduría en el diseño, ofrezcan soluciones de bajo costo vinculadas al sitio, a los recursos disponibles y a la naturaleza, y que generen estrategias proyectuales para minimizar el impacto de la construcción y el mantenimiento de los edificios.
Con esas premisas de diseño sustentable, se convocó a arquitectos y estudiantes de arquitectura de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay a un certamen que repartió más de US$ 140.000 en premios.
Este año, la entrega de premios sucedió en Buenos Aires y el escenario elegido fue uno de los salones del Teatro Colón.
La selección estuvo a cargo de un jurado internacional compuesto por los arquitectos Gerardo Montaruli (FPAA), Javier Gimeno (Saint-Gobain), Josep Ferrando (España), Nicolás Campodónico (Argentina), Lilian Dal Pian (Brasil), Felipe Assadi (Chile), Camilo Restrepo Ochoa (Colombia), Gabriela Carrillo (México), Patricia Llosa Bueno (Perú) y Marcelo Danza (Uruguay).
En la categoría de profesionales, el jurado hizo una primera selección de 59 propuestas, de los cuales 32 llegaron a ser finalistas. Y luego, quedaron los tres primeros premios.
En el caso de estudiantes, para el Reconocimiento Académico, realizó una primera gran selección de 12 proyectos, de los cuales tres quedaron finalistas y solo uno fue premiado.
De ellos, se destacó el proyecto argentino “Nuevos Paisajes Industriales”, obra de Laura Paz, quien obtuvo el reconocimiento a la práctica académica. La propuesta fue desarrollada en el último año de su carrera en la Universidad Nacional de Córdoba.
La autora, en su momento, había trabajado junto a Mateo Boasso y, en el año 2022, fueron uno de los equipos ganadores del Premio Nacional Clarín SCA de Estudiantes, cuya edición 2024 se encuentra abierta en este momento.
En la categoría de profesionales hubo tres premios. El primero, ADUS Latam Oro, fue para la Escuela Rural Pivadenco, de Cristián Larraín y Rodrigo Duque Motta, de Chile. El Premio Plata distinguió al equipo mexicano liderado por Rozana Montiel y su proyecto CIVAC Parque Lineal, Centro Cívico y Skatepark. Mientras que el Premio Bronce fue para Martín Dulanto, de Perú, por su obra Casa Manire.
Finalmente, el Premio a la Trayectoria fue para el arquitecto brasileño Décio Tozzi, por su aporte a la arquitectura de la región.
Arquitectura como oportunidad
El proyecto de Laura Paz busca revitalizar áreas sacrificadas, infraestructuras obsoletas y monofuncionales, promoviendo una industria diversa que potencie la economía local y que genere espacios públicos fomentando la dinámica social.
Un recurso clave en este proceso es el alga marina, cada vez más demandada a nivel mundial por su capacidad para absorber la contaminación del agua y favorecer el crecimiento del ecosistema.El premio a Académico a estudiantes fue para Laura Paz, de la UNC.
Se enfoca en tres sitios de interés, todos de gran importancia ambiental y gravemente afectados por la contaminación de la industria del petróleo: Caleta Córdova, Comodoro Rivadaviay Bahía San Sebastián.
El jurado lo calificó como un proyecto sugerente. “Un artefacto de construcción simple, modular y de fácil traslado es diseñado para flotar anclado en ‘muertos’ de hormigón no invasivos del lecho marino. En la sumatoria y acople de módulos logra conformar un objeto complejo, diverso y equidistante entre arquitectura, dispositivo ferial efimero y nave marina”, describió el jurado.
Y agrega que se aproxima a la costa “de una forma alternativa a la que ofrecen las arquitecturas que tradicionalmente ocupan estos espacios, sin renunciar por ello a la exquisitez del detalle y al fino diseño”.
Satisfacer necesidades reales
De la Escuela Rural Pivadenco, el jurado rescató las estrategias generales para concebir el proyecto. En el aspecto social, destacó la búsqueda de la equidad y el acceso en la voluntad de dotar de servicios educativos y culturales a una comunidad rural en la zona de la Araucania. También ponderó el rol del edificio como espacio de referencia y de reunión de la comunidad, más allá de las tareas educativas.
En cuanto a la sostenibilidad física, el fallo remarcó las decisiones proyectuales pasivas que en conjunto operan para concretar un edificio confortable y de bajo consumo energético. Además, valoró el uso de la madera no solo por las condiciones sustentables sino por su profundo arraigo en la cultura y los saberes de los habitantes de la región.Primer Premio: elegido por ser un espacio de referencia y reunión
“Cabe destacar que esta escuela rural viene a satisfacer necesidades reales a partir de fondos públicos y que el encargo del proyecto ha sido comisionado a partir de la celebración de un concurso público de arquitectura”, cerró el jurado.
Construir dignidad espacial
El jurado ponderó del Centro Cívico y Parque lineal CIVAC su naturaleza de espacio público que “a partir de recursos simples se abre paso con un parque alargado que rompe su longitud con una serie de injertos programáticos para descansar, detenerse, ejercitarse, patinar y leer”.El Centro Cívico y Parque Lineal CIVAC, en México, obtuvo el segundo puesto.
Una de las grandes virtudes, según el jurado, fue la decisión de darle la misma jerarquía al paisaje que a la arquitectura y a todas las distintas acciones que promueve el proyecto.
“El uso de recursos limitados y estratégicos pone en evidencia que es posible construir dignidad espacial con inteligencia y economías acotadas, poniendo la arquitectura al servicio de la población local, reforzando la idea del espacio digno como un derecho universal, siendo este uno de los valores más importantes para este reconocimiento”, enfatizó.
Sensible y responsable
El jurado consideró relevante valorar una tipología residencial “por ser un espacio aún significativo en el quehacer de los arquitectos de nuestra región y constituye un desafío en la reflexión de nuestro campo en relación con el habitar contemporáneo y la responsabilidad de soluciones sostenibles en el más amplio aspecto”.
La Casa Manire, el Premio Bronce, cuida su contacto con el suelo, relacionándose de manera respetuosa con los árboles que la circundan y, al plantear una solución compacta, genera una huella controlada.La Casa Manire se quedó con el tercer premio.
Un valor destacado fue que Dulanto y Puna Estudio revalorizan la tradición artesanal en Perú, incorporándola desde el trabajo local en el proceso de su construcción.
En cuanto al planteo material, destacó el uso de una estructura austera de acero que se recubre en madera certificada. Y en el uso, plantea la necesidad de un modo de vida más lento, en donde la relación con la naturaleza se vive de manera directa desde el interior de sus espacios.
En síntesis, el jurado la eligió por abordar el tema de la vivienda desde un entendimiento sensible y responsable del lugar donde se emplaza.
Premio a la trayectoria
Décio Tozzi nació en San Pablo, Brasil, en 1936. Ingresó a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidade Presbiteriana Mackenzie (FAU/Mackenzie) en 1956 y se graduó en 1960. Mientras cursaba, ganó el concurso para la Casa del Parapléjico, en apoyo a la campaña benéfica liderada por Gregori Warchavchik.
En 1962 fundó la firma Décio Tozzi Arquitetura e Urbanismo, recibiendo premios en el Salón de Arte Moderno de San Pablo y en la Bienal Internacional de San Pablo.
Por el conjunto de su obra, Tozzi obtuvo los premios Rino Levi, del Instituto de Arquitectos de Brasil (IAB), en 1971, y el premio otorgado en 1976 en la Exposición Nacional de Arquitectura del IX Congreso Brasileño de Arquitectos.
Además del trabajo en su estudio, se dedica a actividades docentes y de investigación. Diseñó el Parque Villa-Lobos (1994), en San Pablo y, en su libro Arquiteto Décio Tozzi (1995), se pueden ver sus principales obras.