Fuente: Clarín ~ Organizado por la SCA y la FADEA en un formato híbrido, contó con la participación de colegios profesionales de todo el país.
¿La constante es el cambio o solo varían las herramientas? Con esta pregunta-encuesta abrió el V Congreso Nacional FADEA, que se desarrolló en formato híbrido (presencial/virtual) en la sede de la SCA del 24 al 26 de noviembre.
Presentaron el evento Darío López, presidente de SCA; Gerardo Montarulli, presidente de la Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos; Martín Capobianco, presidente de la FADEA, Claudia Hollenika, presidenta del Colegio de Arquitectos de Misiones; y la licenciada Eugenia Ctibor, presidenta de la Cámara del Ladrillo.
Además de los agradecimientos de rigor a participantes, auspiciantes y personal de la SCA, los temas omnipresentes fueron la necesidad de pensar los cambios para la pospandemia, recuperar el rol transformador de los arquitectos, actualizar el diseño curricular y apoyar y destacar la importancia de las entidades que representan a los profesionales.
Eduardo Bekinschtein moderó el debate con Roberto Frangella.
El encuentro se programó con dos mesas de debate interdisciplinarias y tres talleres para exponer las ponencias de participantes argentinos y extranjeros.
Después de la apertura se dio paso a las primeras ponencias, bajo el lema “El presente y el futuro del trabajo”. “¿Cómo organizar tu trabajo?” fue la pregunta que guió el taller del jueves y para el viernes el tema elegido fue “Capacitación permanente, herramienta para el trabajo”.
Más allá de estas divisiones formales, hubo problemáticas recurrentes en ponencias y debates. Todas las ponencias estarán en breve disponibles en la página de la SCA.
La cuestión de género
Más allá de que el jueves 25 de noviembre se conmemoró el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, la cuestión de género estuvo presente en varias de las charlas y fue el tema que introdujo la presentación del 4°EMA.
Andrea Pareja, vicepresidenta del Colegio de Arquitectos de Jujuy hizo foco en su propia experiencia. “En el ejercicio profesional, las arquitectas tienen que demostrar que saben. Entré a mi primer trabajo ‘a prueba’ junto con un varón que fue contratado y cobraba más que yo. A los tres meses quedé a cargo del estudio”, relató.
Y contó acerca de su miedo a perder el puesto por tomarse licencia por maternidad y de la vez en que, ejerciendo en el Instituto de la Vivienda, un jefe le pidió “por favor, que no engorde”.
Las arquitectas deben demostrar siempre que saben, se dijo en una ponencia.
Inés Messore y Carolina Day expusieron sobre “Mujeres que construyen”, un programa de la SCA orientado a la capacitación de mujeres en técnicas constructivas.
Reciben cursos de mampostería, ladrillos cerámicos, pintura y revestimientos textiles y vinílicos, y otros trabajos hasta ahora realizados casi exclusivamente por varones en el mercado argentino. La intención es que las beneficiarias lo usen como salida económico-laboral y puedan a la vez mejorar sus propios hábitats.
Los estudiantes y el trabajo
Alejandro Borracchia, de la Facultad de Arquitectura, Diseño, Arte y Urbanismo de la Universidad de Morón, desafió a amplificar el campo de la arquitectura incorporando una visión más holística para enfrenar el cambio de paradigma.
El decano de Morón llamó a estudiar sobre vivienda social en las distintas ecorregiones del país, tener en cuenta nuevos materiales y nuevas tipologías para reactivar economías locales y dejar capacidad instalada.
Conseguir empleo para los recién egresados es clave.
Puso como ejemplo las tesis de grado en la UM: son obras que se construyen y se donan a una comunidad. “Así nuestros estudiantes salen con un panorama mucho más amplio que si hicieran una maqueta”, aseguró.
Desde Rosario, Berenice Polenta, Marcelo Barraley Aldana Presce trajeron la experiencia de Hacemos PATA, un programa que se traduce como “Primera Asistencia Técnica en Arquitectura”.
Una de las obras donadas a la comunidad por estudiantes de la Universidad de Morón.
Busca que profesionales con menos de dos años de graduados sean empleados para construir o ampliar viviendas para sectores vulnerables. Y a la vez se inscriban en los colegios y obtengan su matrícula para realizar estas tareas, por supuesto, remuneradas.
Los concursos como plataforma
Uno desde Colombia y el otro desde la provincia de Buenos Aires, Juan Sebastián Restrepo y Juan Martín Flores concidieron en relatar sus experiencias como “concurseros”: así consiguieron sus primeras obras, de una envergadura impensada.
Bay Park, en China, proyecto ganado por concurso por Juan Sebastián Restrepo y equipo.
Restrepo decretó “la muerte del arquitecto estrella” y sostuvo que el trabajo actual en un estudio debe ser horizontal, colaborativo y transdisciplinar.
Desde su Taller de Arquitectos apostaron desde el principio a los concursos, primero locales y luego internacionales. Así ganaron obras en China, como el Lechee Park y el Bay Park, y a partir de eso fueron convocados para otros proyectos.
La primera obra de Juan Martín Flores también fue a partir de un concurso: el Anexo de la Legislatura de La Plata. Después de ese triunfo impensado, con su estudio SMF participaron en más de 120 certámenes a lo largo de 15 años.
Capilla del perpetuo socorro, un proyecto para concurso de Juan Martín Flores.
“Creo en el concurso, el mundo de las ideas, como la manera de entender la arquitectura”, sostuvo. Y contó que fueron premiados en 2015 por un modelo de ciudad sustentable para China y que después de haber ganado un concurso para 20 viviendas en Seúl los contrataron para transformar una estación de subtes.
También gracias a la vidriera de estos certámenes pudieron hacer un taller con los pritzker de RCR en Olot. “En lo global hay una oportunidad, pero hay que agregar valor e innovación”, recomendó.
Pensar en el bien común
De reconocida militancia en el campo social, Roberto Frangella recordó que hay “dos Argentinas”, una formal y una informal. Y opinó que lamentablemente los arquitectos trabajan solo en el sector formal, lo que constituye una pandemia peor que la del covid.
“Estamos en el momento indicado para revertir esta situación y tratar de llegar a la igualdad social. La profesión debe ser útil a todos los sectores sociales, no solo a los formales. Tenemos que coordinar nuestro trabajo con el de otras disciplinas y salvar el abismo entre la profesión y los sectores que más nos necesitan”, aseguró.
Dibujo de Roberto Frangella sobre el papel del arquitecto con los más vulnerables.
Pidió dejar de confiar en los gobiernos porque es demasiada la tarea por delante. Estos conceptos deben cambiar desde la formación, que debe encararse no solo para el lucimiento sino para brindar soluciones. Para Frangella es “más difícil y más desafiante hacer una obra de arte con materiales que no sean de última generación como los de esas torres que llegan al infinito”.
Recordó que trabaja en el CPAU con el programa Arquitectura para el bien común. Y cerró con un ruego: “Que todos los colegios tomen nota de esto y participen”.
A su turno, Myriam Heredia, especialista en políticas de vivienda, coincidió en recalcar la importancia de paliar el déficit habitacional y para ello proponer soluciones más que esperar recursos del Estado.
“Trabajamos para el 1 % de la población y tenemos que romper esa barrera”, pidió. “Uno de cada tres hogares tiene problemas de vivienda, solo en la provincia de Buenos Aires faltan 200 mil”, apuntó. Y luego detalló su esquema para un “alquiler social”.
Dado que hay unas 52 mil viviendas vacías en la provincia (según el censo 2010), podría crearse un fondo fiduciario para comprarlas y alquilarlas a los sectores de clase media-baja con opción a compra.
Remediar el déficit habitacional fue otra de las premisas.
“Está probado que representa el mismo costo comprar una casa que hacerla de cero... y la construcción además lleva varios años”, afirmó. Y llamó a trabajar con los municipios para que condone deudas a las viviendas desocupadas, y a que se readjudiquen casas del plan Procrear deshabitadas. El sistema podría autofinanciarse con la recuperación de la capacidad crediticia, concluyó.
¿Comitentes o clientes?
Desde Corrientes, Eduardo Cunha Ferré analizó la formación académica. Aseguró que en la universidad el arquitecto tiene escasa preparación para el trabajo. “No sabe contratar. No sabe cobrar. No sabe gestionar. Y por eso la mayoría busca trabajo a sueldo, aunque este sea menor que un posible honorario”, afirmó, instando a cambiar los programas de estudios.
En el mismo sentido, Gervasio Ruíz de Gopetegui, docente de la Universidad de Belgrano, sostuvo que la mayoría de los programas preparan para “proyecto y dirección de obra”, cuando estas ya no son la principal fuente de trabajo.
“El cambio de paradigma requiere de nuevos saberes, como análisis de costos, marketing, diseño de producto, conocimientos contables y financieros, saber analizar un proyecto de inversión y buscar financiamiento”, concluyó.
Para posicionarse en el mercado, ios arquitectos deben llamar clientes a los clientes, sostuvo un expositor.
Por su parte, Carlos Savransky instó a dejar de llamar “comitentes” a quienes realizan encargos y “tratarlos como lo que son, clientes”. El desarrollador recordó que “no hay arquitectura sin dinero” y que hay que considerar distintos tipos de clientes: desde los chicos hasta los grandes y también a los inversores.
Se declaró en contra de los honorarios a porcentaje y recomendó hacer “un menú de servicios profesionales” con sus tarifas. Todo ello sin olvidar, por supuesto, la estética y la belleza.
¡Ah! La respuesta ganadora de la encuesta del principio fue “la constante es el cambio”. Se podría agregar el viejo axioma darwiniano, “solo sobreviven los que se adaptan”.
Anuncios y eventos
El congreso fue la plataforma apropiada para realizar varios anuncios y festejar el regreso a la presencialidad.
María Samaniego -ponente en uno de los debates del jueves- presentó la Bienal Panamericana de Quito 2022, que tendrá una imagen renovada y volverá a ser presencial, aunque mantendrá varias actividades en formato virtual.
Entre los invitados se encuentran DOGMA, de Italia; Gustavo Utrabo, de Brasil; Livni, de Uruguay, Usos/Arquitectura, de España y Colombia; Barclay & Crousse, de Perú; BAGG, de Argentina y William J.R. Curtis, de Inglaterra.
Tropicario Jardín Botánico de Bogotá, premio mundial en la BAQ2020.
El tema de la próxima BAQ será “Inflexiones: Volver a ver”, y el objetivo será analizar si la arquitectura ha sido capaz de adaptarse e innovar durante la pandemia de coronavirus, a través de charlas, seminarios, mesas redondas, entre otros formatos. La presidenta de la Bienal es Yadhira Álvarez, del colegio de arquitectos de Pichincha (Ecuador).
Por su parte Diana Zirulnik y Nurit Schmulevich, del Colegio de Arquitectas de Mendoza, convocaron al Encuentro de Mujeres Arquitectas que se hará en esa provincia en abril de 2022.
Se trata del 4° EMA, que se inició en 2017 en Tucumán y luego se realizó en La Rioja (2018) y en San Juan (2019).
El encuentro promueve la igualdad de oportunidades y se realizará de forma virtual y presencial. Sus principales objetivos son intercambiar ideas, reflexiones y proyectos relacionados con la profesión, en el marco de los objetivos de desarrollo sostenible por un lado y de la equidad, la inclusión y la diversidad, por otro.
Esto se concretará a través de mesas de intercambio y ponencias basadas en los ejes temáticos Arquitectura, Equidad, Inclusión y diversidad.
Se aprovechará la oportunidad para visitar obras de arquitectas locales. “También se buscará afianzar la red nacional y la organización MARA, Mesa de Arquitectas Argentinas, con la que hemos organizado el Pre EMA”, comentó Schmulevich.